Confidencias familiares

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

He tenido la fortuna de compartir un día de fiesta con una familia extremadamente hermosa. En la casa charlaban, jugaban, reían 12 hermanos con sus respectivos conyuges y más de 48 hijos. La pareja de venerables ancianos que dieron vida a tan hermoso cuadro familiar estaban rodeados de infinitos cariños. De entre todos, siempre destacaba y ocupaba un lugar especial el nieto más pequeño, mientras lo era. Nueras, yernos, primos y primas armonizaban la escena. Esta era una familia como Dios manda. En un momento y a modo de confidencia, le pregunté a la abuela cuál había sido su secreto para hacer que sus hijos estuvieran bien casados y unidos. La señora me respondió sin vacilar: muy sencillo, yo siempre le he dado la razón a mis yernos y nueras en cuestiones de pareja. Cuando mis hijas se fueron casando y luego venían a quejarse de sus maridos, yo les hacía un examen de conciencia y le daba siempre la razón a mis yernos o nueras. De este modo me gané su confianza, cercanía y aprecio sabiendo que a mis hijos jamás los voy a perder. Y ahora vea usted que la estrategia funciona porque tengo a unas nueras queridísimas y a unos yernos atentos y respetuosos.