Dádmelos a mi

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

“Dádmelos a mí”. Ella se ofrecía como alternativa al problema del aborto, o del abandono de los recién nacidos. No era una mujer poderosa, ni disponía de grandes recursos. Era muy anciana, su figura breve se encontraba muy desgastada por una vida de servicio y de privaciones, y su propuesta casi hubiera sonado a desproporcionada soberbia si no proviniera de un ser del que, en vida, no emanaba más que santidad. Su rostro estaba arrugado y un hábito blanco con ribete azul la distinguía. Eso, y un permanente gesto de paz es lo que caracterizaba a la Madre Teresa de Calcuta. Ella decía que un aborto significa que la madre no ha aprendido a amar; que ha tratado de solucionar sus problemas matando a su propio hijo; significa que el padre no ha asumido la responsabilidad por el hijo engendrado. Y que un país que acepta el aborto no está enseñando a su pueble a amar sino a aplicar la violencia para conseguir lo que se quiere. El drama del hombre está en que no hemos aprendido a hacer lo más fácil, lo natural, lo que está al alcance de todos, a amar. Allí se encuentra la fuente de la felicidad y no en los aljibes rotos del mundo, del poder o del egoísmo.