El oro o la gloria

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

Esta semana han regresado al país los atletas que participaron en México en el anual torneo de la amistad. La recepción es siempre emotiva y alegre. Se intercambian impresiones, sentimientos y al parecer hay un hecho que todos quieren contar. Se trataba de la categoría superior del equipo de natación, pues resultaron tan buenos que prácticamente barrieron con todas las medallas de oro en las distintas categorías de nado. Quedaba únicamente la prueba de relevos y cuando salieron a la plataforma la gente se sorprendió al ver a Víctor, un joven de la categoría inferior que no había ganado entre los seleccionados. Unos protestaron, otros tildaron de torpe al entrenador. El caso es que los jueces lo aprobaron y arrancó la carrera. Como era de esperar quedaron en segundo lugar y recibieron la medalla de plata. En ese momento uno del equipo azteca preguntó por qué lo habían hecho. Y al saber que Víctor había perdido a su madre hacía poco tiempo y que a ella dedicaba este torneo, el chico se quitó la medalla de oro y se la extendió a Victor diciendo: Toma mi medalla, porque tú te la mereces más que yo. ¡Qué nobleza la de aquellos jóvenes! Ellos nos enseñaron que por encima del oro, está el resplandor del corazón.