La rana sabia

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

Una vez una ranas se vieron de repente atrapadas en un hoyo del cual les resultaba imposible salir. Cada una intentaba de forma desesperada brincar lo más fuerte posible para alcanzar la libertad y salvar la vida. Intentaron, probaron, pero todo resultó inútil, hasta que una ranita sabia tomó la palabra y exclamó: ¡Compañeras! El borde no lo vamos a alcanzar de modo individual, sino en equipo. Coloquemos un grupo en forma de pirámide para que otras tomen altura y de un salto les resulte más fácil salir. Luego ayudaremos a las de adentro. -Estupenda idea-, vitorearon todas. Y efectivamente, la idea estaba funcionando, pero cuando la rana sabia había alcanzado la parte alta de la pirámide y se disponía a dar el salto de la libertad, en ese momento otra rana envidiosa se quitó de su puesto y todas se vinieron abajo. Después de eso ya no volvieron a ponerse de acuerdo y finalmente murieron todas. Esta fábula por desgracia reviste una gran actualidad, porque a los sabios, a los que tienen las ideas claras se les lapida en aras de la pluralidad. Resulta más fácil cuestionar que realizar; criticar que construir, dividir que unir. No será que muchas veces la envidia se disfraza con traje de democracia.