La voz de la verdad

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

Lealtad a la propia conciencia. Esta es la gran batalla que todos los hombres libramos cada día en nuestra propia realidad. Para un niño pequeño será no decir mentiras a mamá, para un joven será el no escaparse a fiestas excusando vanos pretextos, para la señora será no sacarle dinero al marido de la cartera a escondidas cuando llega a casa con algunas copas en la cabeza, para el hombre será el ser fiel a su esposa, y para todos, el ser coherentes con sus convicciones religiosas. Dios está presente de manera clara y palmaria en la vida de cada hombre a través de la conciencia. Por eso es tan absurdo toparse con personas que no creen en Dios, a pesar de que lo escuchan en su interior todos los días y a todas horas. ¡No tomes eso que no es tuyo! ¡Levántate de la cama y ponte a trabajar! El hombre vale, lo que vale su conciencia y por ello le es permitido renunciar a todo, incluso a la propia vida por ser fiel a sus convicciones. Cuántos bellos ejemplos nos brinda la historia. Todos los mártires, todos los santos, todos los auténticamente héroes. Recordemos la vida de santo Tomás Moro, que no suscribió el juramento de adhesión a Enrique VIII, autoproclamado cabeza de la Iglesia en Inglaterra para justificar el divorcio con Catalina de Aragón, su legítima esposa y casarse con Ana Bolena.