Lo que veo

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

La poesía es un género sublime, porque eleva el espíritu humano hasta las cimas de la mística. Allí el alma comprende mejor las cosas, todo parece más sencillo. Allí se ama. Alguno definió a los poetas como cazadores de esencias, y José Luis Martín Descalzo no es la excepción, cuando ante la incredulidad de la gente, ante la lejanía de Dios, ante la pérdida de la fe escribía los siguientes versos: “Ahora estamos solos, Cristo. Te diré la verdad: Señor, no creo. ¿Cómo puedo creerme lo que veo si la fe es creer lo que no he visto? Si oigo tu voz en mi, ¿cómo resisto? ¿Cómo puedo buscar, si te poseo, si te mastico, si te saboreo? Esta es mi fe: Comulgo, luego existo. No tendré que saltar sobre el vacío para llegar al borde de tus manos o poner en tu pecho mi cabeza. Más dentro estás de mí que lo más mío. Conozco más tu voz que a mis hermanos. Que es más cierta tu fe que la certeza”. Hoy es tiempo de volver a Dios, que es la única razón de nuestra vida. ¡Qué temerario es vivir como si Dios no existiera o haciéndose una Dios a mi medida. Hay que construir la vida sobre roca, porque los vientos del mundo son fuertes y el camino está sembrado de cardos y espinos. ¡Sólo Dios, hijos! ¡Sólo Dios!