Puertas abiertas

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

En cualquier lugar del mundo a donde vayas, a excepción de la selva, te puedes encontrar con una puerta. Están hincadas en las entradas de las ciudades, de las casas, de las tiendas. Hay diversidad de formas, tamaños, consistencia y color. Las puertas que son de gozne abren hacia afuera o hacia adentro, dependiendo de la orientación de la bisagra. ¡Qué bien reflejan las puertas la vida del hombre! Porque los hombres se pueden encontrar egoístas o generosos. La puerta del amor se abre siempre hacia fuera, es aquella que está atenta a las necesidades del otro, se compadece con el que sufre y sabe extender una mano al necesitado. El amor tiene alas y vuela en el servicio de los demás. En cambio, la puerta del corazón del egoísta, se abre siempre hacia dentro. Todo lo quiere para su mayor gusto y placer. No sabe dar, sólo recibir. Se pasa la vida quejándose de lo que no funciona, pero él mismo no aporta nada o muy poco. Todo lo critica y es incapaz de reconocer todos los beneficios que a diario tantas personas le saben dispensar. Es incapaz de hablar bien de los demás. ¿Hacia dónde abre tu corazón, hacia dentro o hacia fuera?