Shrek

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

El mundo animado de Shrek inunda las pantallas y la imaginación de los niños. En ese mundo fantástico la realidad parece que se transforma. La bella princesa, delicada, femenina se convierte en un ogro karateca. El brioso corcel resulta ser un asno pony. El idilio está lleno de empujones, falta de educación, de cortesía y el colmo es que el terrible dragón en realidad es una tierna dragoncita que se enamora del burro. Lo cierto es que el arte, el humor y el entretenimiento son un fidedigno reflejo de la sociedad y aquí nos quieren hacer ver lo anormal, como normal. Por ello coincido en que estamos asistiendo a un cambio shrekiano. Nos quieren hacer ver como normales las uniones homosexuales o el aborto. En la música se acabó lo clásico y predomina la percusión que enloquece a la gente. En el vestir, mientras más roto y desteñido esté tu atuendo, irás mejor a la moda. Los medios y los snobistas no se cansan de atacar a la familia tradicional y se empeñan por introducir modelos que no sólo no tienen futuro, sino que van dejando auténticas desgracias por su camino. La cultura del ser se cambió por la del tener y del aparecer. A la filosofía del ser le sucedió la del pensar y ahora predomina la del sentir. “Siento, luego existo”. Shrek sigue avanzando a la tercera parte y nosotros junto con él.