Un caso límite

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

“La ocasión no hace al hombre, pero sí demuestra lo que es”. Este refrán popular nos enseña que en los momentos críticos llegamos al límite y sacamos lo que realmente somos. Hasta dónde pierdo la paciencia o aguanto una broma; hasta dónde soy capaz de perdonar o guardar resentimientos; hasta dónde soy generoso con mi dinero o caigo en la tacañería. Hasta dónde me da mi condición física al subir una montaña o hasta dónde aguanta mi psicología las presiones y los problemas sin caer en histerias, esquizofrenias o paranoias. Existen, sin embargo, otro tipo de límites mucho más profundos, tan profundos que me acercan irremediablemente a Dios. Pensemos en los límites que nos impone la enfermedad, cuando ni los médicos ni toda la ciencia nos dan esperanzas de vida y nos sentimos totalmente impotentes. Pensemos en la injusticia, cuando los que ostentan el poder se han corrompido y lo único que experimentamos es rabia. En estos casos límite, además de darnos cuenta de lo frágiles que somos, nos acercamos a Dios como el único que es capaz de sanar e impartir justicia divina.