El arte del mando

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

El dar órdenes es algo que todos de alguna forma realizamos. Lo hacen los padres con los hijos; los patrones con los empleados; los profesores con los alumnos… Sin embargo, la acción de mandar se puede ejercer de 4 formas distintas. Están los perezosos, que se distinguen porque no te exigen nada, te dejan hacer lo que quieras. Esta apatía provoca en el súbdito una actitud de frustración, desaliento y pesadumbre. En segundo lugar están los bonachones, los que todo lo excusan, todo lo justifican, los que no te aprietan, los que te dan las cosas hechas. Estos obtienen respuestas conformista, sensuales, apoltronadas. Vienen los tiranos, lo que amenazan, lo que gritan y regañan, lo que amedrentan y no admiten réplica, lo que nunca escuchan, los intransigentes. Esto obtienen buenos resultados, pero a costa de infundir miedo, rencor y resentimiento. A la larga esto no funciona. Finalmente están los buenos formadores, lo que motivan y entusiasman, los que ejercen auténtico liderazgo humano, los que saben sacar de cada persona lo mejor de sí misma. Los que mueven a través de la confianza y el respeto. Los que forjan auténticos campeones. Y tú, ¿cómo mandas?