Dios a la carta

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

Un restaurante de primera se distingue de uno de segunda en que te ofrece variedad de platillos y bebidas. Tú tienes un menú para elegir lo que más te apetezca. El de segunda ofrece comida corrida, todo por el mismo precio y todos comen lo mismo.
Dios es como un chef 3 estrellas de la guía Michelin. Se vale de los acontecimientos ordinarios o intrascendentes para preparar el platillo espiritual más suculento que te puedas imaginar. A los débiles los nutre y fortalece para que sepan resistir las pruebas que en ocasiones nos vienen por la enfermedad, los problemas económicos, la soledad o la incomprensión. A los que tienen sobre peso de egoísmo y amor propio los adelgaza con la humildad, los errores o fracasos que siempre son difíciles de encajar y que por eso nos purifican el corazón. Como todo buen chef, no puede dejarse de lado el “dessert”, ese dulce que muy pocas veces agradecemos a Dios y que constituyen los momentos de alegría, éxito, felicidad, paz y dicha humana. En esta cuaresma deja sorprender tu paladar por las delicias de tan extraordinario chef.