Leche de unicornio

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

¿Quién no se ha divertido con los cuentos de Astérix y Obélix? Son un derroche de imaginación y buen humor que a veces me recuerdan la mitología griega. En una ocasión los romanos llegaron a la aldea gala con un ingente ejército, el druida Panoramix creó la pócima mágica con leche de unicornio para lograr la multiplicación de nuestros héroes. ¿Se imaginan? ¿Pensar en la posibilidad de que mi otro yo salga a dar las vueltas a la calle, mientras que yo juego, trabajo o descanso? Hasta donde yo sé la bilocación fue un milagro concedido a san Martín de Porres, al padre Pío de Pietrelcina y algún santo más. No obstante, sin necesidad de recurrir a la leche de unicornio (suponiendo que dan leche) la vida matrimonial sí logra el prodigio de que dos personas lleguen a compenetrarse de tal manera y a identificarse tanto, que llegan a ser como uno solo, pero en cuerpos distintos. Tengo la satisfacción de ser testigo de este prodigio silencioso de fidelidad que logra el amor matrimonial a lo largo del tiempo.