Laicidad positiva

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

¡Qué gran lección nos dejó el viaje del Papa Benedicto a Francia al recordarnos que el camino para lograr una perfecta integración entre la Iglesia y el Estado parte de la necesidad de que ambas organizaciones colaboren y dialoguen con el propósito de dar solución a los problemas de los ciudadanos! Cada uno con los instrumentos que les son propios y desde el respeto a las funciones y a los ámbitos de actuación del otro. El clima de tolerancia generado por esta «laicidad positiva», como el propio Sarzkozy ha recordado, constituye el mejor contexto para una convivencia integradora que huya de igual modo de los fanatismos religiosos como de los comportamientos laicistas radicales.

Sería muy saludable que los gobiernos tomaran nota de las palabras de Sarkozy en las que subrayó que la «búsqueda de la espiritualidad no representa un peligro para la democracia». La laicidad positiva debe hacer recapacitar a los países de raíces católicos que chocan con la Iglesia. Dense cuenta de que el Estado no agota las expresiones de la sociedad. Sarkozy, Presidente de una República laica desde hace dos siglos ha dado ejemplo.