El salmón más grande

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

Padre e hijo salieron esa noche de octubre a pescar como de costumbre. La luna iluminaba, la brisa mecías sus cabellos y golpeaba sus mejillas.  Aunque salieron con la intención de pescar truchas, el muchacho quiso arriesgar y colocó una cucharilla como señuelo para sacar un pez más grande. Transcurrían los minutos sosegadamente cuando un enorme salmón se tragó el anzuelo. Se trataba de un ejemplar de más de diez kilos de peso.  La lucha se trabó sabrosa y el muchacho concentrado tensaba el sedal lo suficiente para no dejar escapar la presa. Lo fue atrayendo hasta que finalmente lo subió a la barca.  Fue hasta ese momento cuando el papá le dijo: -Hijo, devuelve el salmón al mar. Ahora está prohibido pescar salmones-. El hijo estaba feliz de haber arriesgado y haber ganado en la pelea. –¡Pero, papá, es de noche, nadie nos ve y además lo saqué limpiamente!- repuso el hijo.  –Devuelve ese pez al mar- ordenó el padre  sin más. El chico obedeció y devolvió el salmón al mar.  Este hecho dejó marcado al joven para toda su vida, pues años después se convirtió en un hombre exitosísimo y su gran secreto fue haber aprendido a ser honesto, cueste lo que cueste, como se lo enseñó su padre, aunque se tratase del salmón más grande de su vida.