El histrión

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

En este mundo tan variopinto, no está mal recordar los versos que Calderón de la Barca recoge en su obra, El gran teatro del mundo, donde Dios reparte a cada hombre un papel. “En la representación igualmente satisface el que bien al pobre hace con afecto, alma y acción como el que hace al rey y son iguales éste y aquél en acabando su papel. Haz tú bien el tuyo y piensa que para la recompensa uno y otro cobra lo suyo, pues en cualquier papel se gana, que toda la vida humana representación es”. Lo delicado es que no contamos con ensayos para representar bien nuestro rol, sino que en cada momento debemos cuidar de hacerlo adecuadamente. No hay vuelta atrás, no se enmienda el pasado. Esto es interesante, porque el juez de nuestra vida es Dios, por lo que es necesario acertar de una vez. Como dijo Jorge Manrique: “Este mundo es el camino para el otro, que es morada sin pesar; mas cumple tener buen tino para andar esta jornada sin errar”. Y si por desgracia se yerra ¿qué debemos hacer? Para eso Dios dispuso un mendigo y un rey, para que uno sirva al otro y éste cuide de él. Así es como por el amor se llega a triunfar de nuestro papel, que la vida pura representación es.