Fanatismo

Autor: Padre José Manuel Otaolaurruchi, L.C.

 

 

A la presentación de Cristiano Rolando como nuevo jugador del Real Madrid en el estadio Santiago Bernabéu acudió una multitud de 80,000 fanáticos que dejaron sus ocupaciones para verlo con la camiseta del equipo, dar una vuelta al campo, exhibir su dominio del balón y finalmente exclamar: ¡Hala Madrid! en un español muy precario. El club ha pagado por este jugador la friolera cantidad de 94 millones de euros, (131 millones de dólares) en plena crisis económica mundial.

No pongo en tela de juicio que Cristiano sea buen jugador de fútbol, pero lo que llama la atención es la propagación del fanatismo de toda esa gente que dejó su trabajo y llenó el estadio para ver a su ídolo. No fueron a presenciar un partido, sino sencillamente a ver de lejos a su jugador. ¿Envidia? ¡Ni riesgos! ¡Antes muerto! Estos mismos estarán pidiendo la cabeza de Cristiano cuando decepcione sus expectativas. El fanatismo del tipo que sea, deportivo, religioso, político, artístico o nacional ofusca la mente y deforma la realidad porque juzga el todo desde la parte. Es expresión de pobreza interior, de intolerancia y aislamiento. Lo preocupante es su propagación y esto nos está dando una sociedad más violenta, exacerbada e irracional.