Ideas para Meditaciones
Noviembre 2001
Autor: José María Lorenzo Amelibia
Pagina Web: Mística
01.- Tus santos vencieron al Maligno, dominaron las tentaciones, te sirvieron a Ti, Señor, ayúdanos a seguir su ejemplo y sus virtudes.
02.- Ten misericordia, Señor, de las almas de nuestros familiares, amigos y bienhechores que están en el Purgatorio. Líbralas de sus penas y llévalas al Reino de los Cielos.
03.- Del maligno enemigo, defiéndeme: como cosa y posesión tuya y de tu Santísima Madre.
04.- Del maligno enemigo, defiéndeme: de sus engaños, tentaciones, falta de Amor... Véncelo en mí.
05.- Del maligno enemigo, defiéndeme: en el infortunio para... En la prosperidad para...
06.- Del maligno enemigo, defiéndeme: en el trabajo, en el recreo y descanso, que no me fatigue el enemigo, que no me entibie.
07.- Del maligno enemigo, defiéndeme: me cobijo, Señor, bajo la sombra de tus alas, y ayúdame a ser refugio de otros.
08.- Del maligno enemigo, defiéndeme: porque no tengo otra garantía que tu defensa, porque confío en ti... Y sin ti no puedo principiar, ni continuar, ni concluir cosa conducente para la vida eterna.
09.- Del maligno enemigo, defiéndeme: que se transfigura en Ángel de luz. Defiéndeme con la luz de tu palabra. Dame fortaleza. Virgen María, intercede por mí.
10.- Del maligno enemigo, defiéndeme: que conoce mis flaquezas y mi debilidad, defiéndeme.
11.- Del maligno enemigo, defiéndeme: que me busca como león rugiente para devorarme.
12.- Del maligno enemigo, defiéndeme: que tantas veces me engañó y me venció.
13.- Del maligno enemigo, defiéndeme, Tú que eres el Buen Pastor y conoces tus ovejas...
14.- Del maligno enemigo, defiéndeme: y mándame ir a ti, cuando mis pies terminen su carrera en este mundo.
15.- En la hora de mi muerte, llámame: cuando la enfermedad me ponga en el Trance supremo.
16.- En la hora de mi muerte, llámame: llámame con voz de perdón y de misericordia. Que trueque en visión mi fe; en posesión, mi esperanza; en abrazo, mi amor. Virgen María, ven en mi ayuda.
17.- En la hora de mi muerte, llámame: nada mas mío que la muerte, pero Tú, Señor eres la vida. Tú conoces mi hora. En esa hora, llámame.
18.- En la hora de mi muerte, llámame: no te acuerdes de mis pecados, de mis sorderas e ingratitudes. Llámame, Señor.
19.- No permitas que jamas me aparte de ti: yo me acojo a tu bondad; que venga sobre mi todo lo que tu dispongas, pero que nunca me aparte de ti.
20.- No permitas que me aparte de ti: "líbrame" de mi libertad; me refugio en tu predilección.
21.- No permitas que me aparte de ti: de las penas del infierno, líbrame, Señor. Soy capaz del mal; líbrame, Dios mío.
22.- No permitas que me aparte de ti: en el huerto, en el calvario, en la vía dolorosa; nunca.
23.- No permitas que me aparte de ti: en el tiempo de bonanza, en el tiempo de gloria. En el tiempo de desgracia, en el tiempo de enfermedad.
24.- No permitas que me aparte de ti: espero, Señor, que me he de salvar. Tú no vas a permitir que me pierda. No vas a permitir que me aparte de ti.
25.- No permitas que me aparte de ti: hasta ahora no lo has permitido. Gracias.
26.- No permitas que me aparte de ti: por mi sensualidad, por mi ligereza, por mis deseos locos.
27.- No permitas que me aparte de ti: porque el enemigo, estando y solo, me vencerá.
28.- No permitas que me aparte de ti: quítame esa libertad al mal, porque si lo permites, me perdería.
29.- No permitas que me aparte de ti: se que puedo alejarme, puedo caer en el pecado, pero no permitas que me aparte de ti.
30.- No permitas que me aparte de ti: si he ciado por mi culpa, perdón. Si no he caído por tu misericordia y cuidado, gracias.
31.- No permitas que me aparte de ti: tu que atraías a los alejados, que me buscaste y hallaste aquella tarde de verano...
32.- No permitas que me aparte de ti: tu que eres rico en misericordia, cúrame en mi obstinación.