Al Cristo de Medinaceli

Autor: José María Zandueta Munárriz

Sitio Web

 


( D É C I M A ) 
El cordel que ata tus manos 
es la ignominiosa cuerda, 
que a todas horas recuerda 
nuestros errores humanos. 
Arrodilláos, hermanos. 
Que el dolor de contrición 
abra nuestro corazón 
y alumbre nuestra conciencia, 
postrados en su presencia 
en demanda de perdón.