Solemnidad de la Natividas de San Juan Bautista, Ciclo C

Autor: Padre José Rodrigo Cepeda

 

 

“vino un hombre enviado por Dios y su nombre era Juan. Vino para dar testimonio de la luz, y prepararle al Señor un pueblo dispuesto a recibirlo”



1ª Lectura: Del profeta Isaías 49, 1-6

Salmo: 138

2ª Lectura: Hechos de los Apóstoles 13, 22-26

Evangelio: Según San Lucas 1, 57-66. 80




“La voz que clama en el desierto”


En el Evangelio se dice que “entre los nacidos de mujer, nadie tan grande como el Bautista…” Por eso, el 24 de junio, cumpleaños de Juan, la Liturgia de su fiesta prevalece al domingo.


Las fiestas de los santos las hacemos coincidir con el día de su muerte, su nacimiento para el cielo. Solo el Bautista -con la Navidad del Señor y el nacimiento de la Virgen- Celebramos su venida a este mundo. Tal es la categoría de San Juan, tan venerado popularmente y que ocupa un lugar destacado en la Liturgia.


El Profeta.


Esta es el titulo que mejor define su vida. Y una lección obligada para todo cristiano.

El día de su nacimiento, el padre lo cantó en una plegaria de acción de gracias: “Tú niño serás profeta del Altísimo”

Y cumplió con su vida este augurio. Lo vemos por los caminos enseñando a Jesucristo: “He ahí el Cordero de Dios” Ocupa en la vida el papel de servidor del Señor: “No soy digno de desatar las correas de tus sandalias”

Animando la cercanía de Jesús e inventando a la conversión: “Preparad los caminos del Señor…” Levantando con humildad pero al mismo tiempo con valentía el grito contra el pecado de los hombres: “No te es lícito vivir con la mujer de tu hermano” Dando el supremo testimonio de fidelidad con su martirio.

Resumiendo una vida redonda: Vivir y morir, anunciando a Jesús como la única verdad que salva. Y denunciando al pecado radicalmente, como el mal que nos aleja de esta salvación.



Profetas de nuestro tiempo.


Todos los bautizados estamos llamados a ejercer de profetas. Todos tenemos el oficio de “Luz” que ilumina de Evangelio y “Sal” que hace más agradable el mundo que habitamos.

Profeta es el cristiano que proclama con su vida y su palabra el testimonio de Jesús, así nos lo recordaba el querido y siempre recordado Juan Pablo II en Fieles cristianos laicos: “Los laicos son llamados a hacer que resplandezca la novedad del Evangelio, en su vida cotidiana, familiar y social, como expresar con paciencia y valentía, en medio de las contradicciones de la vida presente, su esperanza en la gloria, también a través de las estructuras humanas”

Son profetas en nuestros días los Catequistas, Sacerdotes y Laicos; los padres que inician a sus hijos en la fe y en la justicia, los profesores que desde las aulas moldean la conciencia solidaria a sus alumnos, los voluntarios y miembros de ONGs que van por el mundo tratando de hacerlo mas habitable; los enfermos desde sus camas de dolor que ofrecen desde el silencio sus penas a favor de todos, todos los bautizados que unen a la Palabra el testimonio de una vida, que, en el amor, la paciencia, la bondad, la defensa de la justicia, la oración…, son testigos de Jesús y de su mensaje de salvación entre los hombres.



Lección del Bautista


Lo primero que nos enseña Juan es que Cristo es la razón última de nuestra vida. Él es el motor y la verdad que mueve la vida. La acción profética siempre ira encaminada a que los hombres conozcan la buena noticia que libera de Jesús el Mesías. El Profeta es un hombre de oración. Pues solo desde dentro, Él Señor va modelando lo que luego hacia fuera podemos ver… Toda la fortaleza del Profeta nace de su intimidad con el Señor. Uno que se dice profeta y no reza, no puede ser lo que pretende.

Toda su vida esta puesta al servicio de la causa de Jesús que no es otra que la causa de los hombres, hacer posible un Reino de justicia y de paz es la tarea constante del profeta, pero desde la Iglesia su comunidad, su familia. El Profeta ama a la Iglesia: goza y sufre con ella. Siente su causa como propia. Le preocupa la universalidad y santidad de la Iglesia.

Es la humildad la actitud fundamental y fundamentante de su vida. No se busca, no quiere crecer él, no se cierra al triunfo de su escuela, no esta identificado con ningún programa humano. Busca el Reino de Dios y se purifica de todo orgullo de una búsqueda personal, tan inherente al quehacer humano, aunque sea el más noble.



Verdadero Testigo fiel


Es importante lo que dice: El Bautista, como el creyente, se puede definir como la “Voz que clama” Esta llamado a marcar el camino con su palabra. “El que tenga dos túnicas, que de al que no tiene…”

Pero sobre todo vive. Es testigo porque encarna a Jesús en su vida.

La muerte por Jesús, entrega la vida como servicio, acepta la muerte como signo de esperanza, es la última lección que tiene que proclamar el verdadero Profeta.


La Última palabra


Hoy mas que nunca necesitamos ejercer esta actitud de Profetas, ante un mundo donde campea la injusticia y el desprecio por los que menos tienen, por citar un ejemplo entre mil podemos señalar el trato a los migrantes, nos quejamos de, el maltrato que se nos da a los mexicanos en el vecino país y a los que hemos estado en Europa en donde ha crecido y mucho, alarmantemente el racismo y el odio a los que tenemos una tez diferente. Y sin embargo al ver la triste peregrinación de tantos hermanos centroamericanos que dejándolo todo emigran para buscar una vida justa y que en nuestra tierra y por manos de muchos hermanos nuestros sufren las peores vejaciones que podamos imaginar. Allí tenéis un verdadero acto de injusticia que hoy clama al cielo, pero que debemos de denunciar con valentía, desde aquí mi oración solidaria a todos los que colaboran con la casa del emigrante en Saltillo, que nos enseñan de que madera estaba echo Juan el Bautista, voz que clama con humildad, voz que grita con fortaleza, dedo indicador de los caminos de Dios, testigo en la vida y hasta la muerte; enséñanos a todos los hombres de la Iglesia de Jesús a ser Profetas de nuestro tiempo.



Con Maria todo sin ella nada.


Desde mis pobres oraciones, necesitado de las vuestras.