Domingo II de Adviento, Ciclo A

"Alza con fuerza tu voz" "Conversión y Reino de Dios"

Autor: Padre José Rodrigo López Cepeda 

 

 

La Buena Noticia del Domingo.

"Alza con fuerza tu voz" "Conversión y Reino de Dios"


El grito de este domingo es un grito insistente que quiere ponernos en vela ante el señor que viene: 

"El señor llega con fuerza"

" Esperad y apresurad su venida"

" Prepararle el camino al Señor"


La Navidad está cerca


La Navidad se ha convertido en un fenómeno cultural. Ha desbordado el espacio de la Iglesia y de la vivencia cristiana, ha caído bajo la fuerza del consumo: se ha comercializado.

Cada día nos resulta más difícil en este clima de villancicos que anuncian golosinas y en esta filosofía humanista que está en el fondo de esa nueva Navidad, que té felicita deseándote la paz y la prosperidad, desde una perspectiva no cristiana. Descubrir que en estos días celebramos un misterio: que hace XX siglos Dios se hizo hombre y anunció con su venida no sólo una Humanidad nueva, sino la gracia de conseguirla, porque " a los que creen en Él les dio el poder de ser hijos de Dios "


Un Acto de Fe.


Y mientras caminamos hacia la Navidad, los cristianos tenemos que renovar nuestra fe en Jesucristo, en su persona y en sus signos.

El Cristianismo no es una ideología ni de derechas ni de izquierdas ( los políticos se empeñan en no descubrir en los mensajes de denuncia del Papa y los Obispos sus apreciaciones éticas y Humanitarias, sino que las ven en clave política)

El cristianismo no es una ideología, un razonamiento humano, que nos lleva a una determinada concepción del hombre, aunque la doctrina de Jesús nos brinde fundamentos para una exquisita humanidad.

Ser cristiano es creer en Jesús de Nazaret. Él es la Buena Noticia.

Es creer en al identidad entre el Jesús del evangelio y el Resucitado que vive en la Iglesia. ( Y actúa permanentemente en ella.)

Es creer que está vivo y que camina con nosotros.

Es creer que sigue siendo la semilla de una nueva Humanidad.

Es creer que lo podemos encontrar en su Palabra, en la Eucaristía, en la Iglesia y que lo podemos servir en nuestros hermanos.

Es creer que un día volverá triunfador, el que hoy vive, ante la indiferencia de mucha gente.


Cuando suena la música de Navidad, brindando con el mejor champagne, o cuando los amigos no creyentes nos deseen la paz y la prosperidad, nosotros haremos un acto de fe:

"¡Va por Ti, Señor. Tú eres lo único que merece la pena en Navidad, y siempre y sólo de Ti nos puede venir la paz y el hombre nuevo que anhelamos!"




El Evangelio de Hoy.


El Bautista matiza cómo debe ser la conversión: Sincera e interior: "Confesaban sus pecados y él los bautizaba" En las Obras: "Dad el fruto que pide la conversión" Distinta a las que traerá el Mesías: "Yo os bautizo con agua.. Él os bautizara con el Espíritu Santo y fuego" Y una seria advertencia no basta con pertenecer al Pueblo de Dios: "No os hagáis ilusiones diciendo: Soy hijo de Abrahán" 

- Nosotros hacemos un silencio interior, para oír esta palabra en labios de Jesús: "Convertíos porque el Reino de los Cielos ha llegado" Convertirme es volverme a Jesús y desde Él y con Él empeñarme en una vida nueva.


Consigna para esta semana.


Convertirse, volverse a Él, dejarle que invada nuestra vida.

Lo dijo el Bautista: "Predicando la conversión"

Lo repite San Pedro: "El señor tiene mucha paciencia, porque no quiere que nadie se pierda, sino que todos se conviertan".


Él, y solo Él, puede enderezar los caminos de la vida. 

Gloria a Santa María, que nos regaló la Navidad.