Domingo IV de Adviento, Ciclo A

Le pondrás por nombre Jesús

Autor: Padre José Rodrigo López Cepeda 

 

 

Ya estamos a las puertas de la Navidad. Y todo por todas partes nos habla de ello, pero nuestra mirada debe volverse siempre al protagonista de este día y al que celebramos: que Jesús nació en Belén. Que el cielo puso su casa en la tierra. Y si esa maravilla, que nos cuenta el Evangelio, nos ayuda a restregarnos los ojos y nos hace descubrir a ese Jesús a la vuelta de cualquier esquina. Jesús sigue vivo y es Navidad siempre que nos lo encontramos.

Dolores y gozos

El Evangelio ha sido muy parco para contarnos la infancia de Jesús. Solo Lucas y Mateo hablan de estos acontecimientos. Y solo se nos cuenta lo necesario para nuestra fe. Echamos de menos muchos detalles, que nos llenarían de devoción, satisfaciendo nuestra curiosidad. Hoy toma la palabra San Mateo: 

"El nacimiento de Jesús fue de esta manera"

Y nos cuenta lo que llamaríamos el primer dolor de la Sagrada Familia, el dolor de José, su angustia y perplejidad, cuando nota el embarazo de su esposa. Nada le ha dicho María. José, el hombre bueno y justo, por fidelidad a la ley la hubiera tenido que repudiar, pero como sabia que no sospechar de su mujer, y no entendía lo que pasaba, "Decidió repudiarla en secreto" 

"Pero apenas había tomado esta decisión se le apareció en sueños un ángel del Señor" y le aclaro el misterio: lo que en ella hay "viene de Espíritu Santo" José tenía que empezar su oficio de padre dandole el nombre de Jesús. "El salvara a su pueblo de los pecados" El dolor del desconcierto, nunca en la sospecha, se convirtió en el gozo del padre más feliz de este mundo. Y pronto emprenderían el camino a Belén.

Proclamamos nuestra fe 

Y cuando nos va a nacer y va a ser acogido con tanta alegría callejera y cuando parece que nosotros mismos los que nos llamamos cristianos confundimos estas fechas como una tradición y algo más que un folklore. Por eso es bueno y necesario que renovemos nuestra fe en este "Niño Dios" del Portal de Belén. 

1.- Es Dios y hombre verdadero. El Evangelista insiste dos veces en proclamar que la Encarnación fue por obra del Espíritu Santo. Y nosotros los decimos en el Credo, desde los días de Calcedonia: "Dios de Dios. luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado..."

2.- Es nuestro Salvador. Eso significa Jesús: el que nos salva. Y nosotros entendemos bien que significa esta palabra. Lo necesitamos para nuestra propia vida y para todo el mundo que nos rodea. Aunque mil voces lo quieren silenciar el mundo necesita hoy mas que nunca de Dios.

3.- Es el Emmanuel. Dios con nosotros. Así lo llama el Evangelista, tomando la palabra a Isaías. Y así lo conocemos y entendemos nosotros, como el Dios cercano, Un Dios infinitamente amor, tan grande y a la vez tan pequeño que esta dentro de mí, de ti de cada uno de nosotros y que siempre va conmigo.. 



¡FELIZ NAVIDAD!

También la misa de esta Nochebuena nos saluda con este gozo. 

"Alegrémonos todos en el Señor, porque nuestro salvador ha nacido en el mundo"

Navidad es un acontecimiento de hoy 

Cuando esta noche os den a besar el niño Dios, nos dirán: " Un Niño nos ha nacido. Un hijo se nos ha dado" Y entonces hermanos haremos un acto de Fe. El que nació en Belén sigue naciendo en medio de nosotros.

Queridos Hermanos y amigos de la lista, sois cada vez más que no se vuestros nombres, pero como cada semana nos encontramos en este moderno medio, os siento muy cercanos, sobre todo cuando alguno de vosotros me escribís para puntualizar alguna parte de esta sencilla reflexión de cada Domingo. Os lo agradezco. Y solo le pido al Niño Dios de Belén y del mundo que les acompañe siempre, y que su Luz les ilumine en la noche oscura de los sinsabores de la vida. Hoy es un día de familia, regalad un trozo de vuestro corazón. 

Que Dios nos de en estos días y siempre, con la alegría de los Ángeles y la prisa de los Pastores por encontrarlo, el corazón grande de María y la actitud servicial y justa de José. ¡ FELIZ NAVIDAD!