Domingo XIII del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Acoge a Dios y sirve a los hermanos

Autor: Padre José Rodrigo López Cepeda 

 

 

"El que quiera a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí"

Cuando oímos estas palabras, a bocajarro, siempre nos escandalizamos un poco. Parece como si Jesucristo quisiera rectificar el cuarto Mandamiento: "Honra a tu padre y a tu madre...." Pero cuando lo leemos en su contexto, en las exigencias que entraña el seguimiento de Jesús, nos parece normal.

Dos consignas muy claras en este Evangelio 

- Dios es el Único Señor de nuestra vida 
- Acoger y servir a los hermanos es acoger al mismo Jesús 

Dios lo primero 

Situemos el contexto del Evangelio. Estamos en San Marcos cap. 10. Comienza llamando a los Apóstoles y enviándolos a predicar el reinado de Dios. Les previene de las dificultades que van a encontrar, porque van como ovejas en medio de lobos. Los anima para que superen todos los miedos. Y después viene el texto de hoy. Ojo a la familia, que puede hipotecar las vidas Y el Señor es claro y rotundo.

a) El seguirle a El es algo tan decisivo, que ni siquiera la familia puede ser un obstáculo, en el camino del que ha escuchado su voz.
(las familias cristianas así lo han entendido siempre. En esa comprensión y ayuda entraban dos cosas: la fidelidad al Señor, que llama y la propia felicidad de los hijos invitados. Hoy tenemos que animar a las familias a que creen espacios donde pueda darse esa invitación del Señor a uno de sus miembros) 

b) La renuncia a la familia es una cruz. Pero cruz que se convierte en gracia en vida, en fuerza. Dios nos compensa con creces. Nadie le gana en generosidad.

c) A esta renuncia le llama el Evangelio "perder la vida" Algo así como si perdiéramos lo que nos hace vivir: familia, amigos, realidades de este mundo...

Y nos dice Jesús, que lo que parece perdida es en realidad ganancia. Hay un dolor que se convierte en gozo, un abandono que es encuentro de algo mejor
Perder ganando es una paradoja que solo entendemos desde la fe.

El trato a los otros

Es el contenido de la segunda parte. A propósito del trato que tenían que recibir los evangelizadores nosotros aprendemos a tratar a las personas. 

- Los acogemos como enviados del Señor. El vive en cada persona. 
- Los gestos más sencillos, - hasta un vaso de agua dado con amor, será recompensado por Dios.

La liturgia ilustra el tema con una "florecilla" del A. T. El Señor compensa con una gran bendición a la familia que abrió las puertas y dio una buen recibimiento al Profeta Elíseo.
Hoy que tantas veces oímos noticias de xenofobia, de cerrar las puertas a gente extraña a nuestra cultura, de querer encerrarnos en nosotros mismos, nos viene bien esta palabra de ir por la vida con los ojos abiertos y sobre todo con el corazón dispuesto a acoger y ayudar a los que pasan a mi lado.

Queridos hermanos de la lista. El Señor que pasa anunciando la Buena Noticia desde la Eucaristía de este domingo, nos deja claro su mensaje. 

- "Amaras al Señor tu Dios con todo el corazón, con toda la mente, con todas tus fuerzas" Él es el único absoluto. Nada ni nadie puede copar nuestro corazón antes que Él. 

- Tenemos que dar muchos vasos de agua viva .... a Dios lo encontramos siempre encarnado en el que pasa por nuestra vida y llama a nuestra puerta ... así que deja tus puertas abiertas.

Que Santa María del Camino este siempre a nuestra vera 

Con mis oraciones.