Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario, Ciclo C

El final de los tiempos

Autor: Padre José Rodrigo López Cepeda 

 

 

El Año litúrgico toca a su fin y en ese seguir a Jesús, paso a paso, para identificarnos con él, hoy nos encontramos con que el Cristo, al que hemos visto crucificado y que salió victorioso del sepulcro, se nos manifiesta glorioso al final de los tiempos.

"Entonces verán venir al Hijo del Hombre sobre las nubes del cielo, son gran poder y majestad"

Les propongo que la meditación de este Domingo, sea un motivo de oración:

(Señor quiero ser tuyo. Me llena de gozo saber que volverás así rodeado de tu gloria. Y que nos convoques por medio de tus ángeles a esa Fiesta que será el cielo. Te he fallado muchas veces, pero confío en tu misericordia. Espero oírte decir aquel día "No temas. Soy Yo")

Cuando Llegara?

Esa aparición gloriosa que llamamos Parusía, - presencia victoriosa del Señor-, vendrá precedida por el fin del mundo 

No se nos dice cuándo será. "El día y la hora nadie lo sabe.... sólo el Padre"

El Evangelio y las lecturas de hoy, nos describen este hecho con tintes apocalípticos, misteriosos y sorprendentes para hacernos caer en la cuenta de la importancia del acontecimiento. "En aquellos días, después de una gran tribulación, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo..."

Frente a este desenlace de la historia humana, nos quedamos perplejos. Viendo cómo destrozamos la naturaleza, cómo crece la desertización, estropeamos los mares, llenamos de polución los aires, surgen enfermedades asoladoras como plagas, creamos armas destructivas, crece el hambre... nos parece lógico que este mundo se termine, pero sin duda nosotros somos los que apretamos el botón de su destrucción.

Por otra parte, este mundo tan bello, hechura de Dios y embellecido por la mano del hombre. es también una contraposición a un cataclismo final. recordemos lo que nos dice al respecto el Concilio Vaticano II "Ignoramos el tiempo en que se hará la consumación de la tierra y la humanidad. La figura de este mundo, afecta por el pecado, pasa. pero Dios nos enseña que nos prepara una nueva morada y una nueva tierra, donde habita la justicia" (G. S. 39) 

(Señor, lo que no tiene duda, aunque no se ni como, ni cuando, es que este mundo terminara para mí. Y quiero un final feliz. Mis ojos, que te han descubierto en la fe, llena los del esplendor de tu gloria. deslumbrame en el cara a cara del Cielo. Y mis oídos, que han oído tantas veces tu Palabra, que oigan tu Palabra definitiva: "Entra en el gozo de tu Señor" Y que todo mi cuerpo inmortal en tu gloria se estremezca de gozo, cuando me recibas como hijo pródigo, que llega a la Casa. Y yo que he formado parte de tu Iglesia en la tierra, pueda disfrutar con tu Madre María de la familia del Cielo)

"Aprended lo que enseña la higuera..."

Con una Parábola ilumina Jesús su enseñanza. "la primavera ha venido y nadie sabe cómo ha sido" dijo el poeta. Toda la naturaleza nos habla del tiempo nuevo.

Frente al misterio de Dios que viene a cerrar la Historia, hemos de abrir los ojos de la fe para entender que él "esta cerca, está a la puerta y llama"

Y todo nos tiene que llenar de esperanza, en un prisa por hacer el bien y en una confianza de que nos quiere encontrar preparados, con los ojos abiertos al misterio de su venida.

Ojalá que cuando el vuelva nos encuentre construyendo un mundo más habitable, en donde una primavera de amor nos una, y nos presente ante él sin mancha.

Y no olvidemos sus Palabras: "Cuando vuelva el Hijo del Hombre en su gloria... dirá a los de su derecha: "Venid benditos de mi Padre..... Por que tuve hambre y me diste de comer..." (Mt, 25-24)

(Señor ayudame a descubrir esa primavera que anuncia el verano de la recolección en el Cielo. que el egoísmo no me encierre en mi casa. Enseñame que la Primavera que anuncia un final feliz la construimos todos los que queremos llenar la vida de esperanza, amando por encima de todo a los que nos rodean, Señor que no deje mi corazón de amar.)

Queridos hermanos de la lista, este domingo nos vamos preparando para celebrar juntos el fin del año Litúrgico, y celebrar con gozo el próximo Domingo a "Jesucristo Rey y Señor del Universo" que nuestro caminar hacia la casa del Padre, sea siempre en compañía. No somos islas, somos comunidad de amor. La Iglesia. Que María la madre del amor hermoso nos muestre el camino.

Con mis pobres oraciones.