Jugando con fuego...

Autora: Kary Rojas

 

 

Atrayente y seductivo suele ser el fuego, que con sus llamas intensas envuelve a quien se encuentra y lo contempla, quizás porque busca calor, o porque su apariencia galante e imponente, causa admiración y atracción…

Se enciende fácilmente tan solo con el rozar, y llama al que lo mira, para que le intente tocar; parece inofensivo como un niño travieso que solo quiere jugar, pero se vuelve peligroso tanto que una sola chispa suya, puede todo arrasar.

Es buscado por aquellos que anhelan vivir con pasión y encontrar calor, o en quienes contemplando su apariencia multicolor, quieren romper con la rutina y descubrir en la danza de cada flama una aparente sana diversión. Suele ser entretenido contemplar tal show de cómo va tomando fuerza, cambiando de tamaño, haciéndose inofensivo o a veces agresivo, logrando cautivar a quien lo está observando y sin darse cuenta termina con el jugando.

Se aparece a diario por el camino disfrazado de hombre o mujer, amigo o conocido, momento o situación, propuesta o elección, que a simple vista parece que no hiciera daño, y que nos permitiera mantener el control. Viene camuflado de normalidad, donde ya no se sabe que cosas están bien o están mal; y así cualquiera se acerca primero por curiosidad, y ya cuando llega hasta ahí, no se puede apartar, porque todo parece ser más cálido y se siente comodidad.

Muchos creen que con intentar tocarlo o con él jugar, nada ha de pasar; solo sería una vez, o quizás otra más; da igual si nadie se da cuenta, un poco de calor a nadie le hace mal; pero se les olvida que una chispita de candela, fácilmente se propaga y todo puede incendiar; lo que quema el fuego, queda convertido en cenizas que el viento arrasa y por más que lo intentemos, después de incendiado nada no volverá a ser igual.

El fuego puede ser bendición o maldición, que ofrece luz, protección, calor y diversión; pero hay que tenerle respeto, guardarle distancia aunque intente conquistarnos con su belleza policromo o con aquello que nos ofrece para que nos sintamos mejor. Con el fuego no se juega, ni tampoco se le acerca aquello más valioso que guardamos como tesoro
invaluable de nuestro corazón; porque sin darnos cuenta puede arrebatárnoslo y devorarlo, quedándonos sin nada, sin poder devolver el tiempo y recuperar, aquello que perdimos porque el peligro no prevenimos y no hicimos caso, de quienes muchas veces nos dijeron, te mucho cuidado no desvíes tu paso.

No arriesgues lo que ya tienes, no hagas cosas buenas que parezcan malas, ni cosas malas que parezcan buenas, es como jugar con la candela, que si te acercas mucho, te quemas.