Grandeza vs Superioridad, Pequeñez vs inferioridad

Autora: Kary Rojas

 

 

En la necesidad y ansiedad de sentirnos superior, escogemos como parámetro para medir, la fragilidad y pequeñez del que está a nuestro alrededor, a tal punto que llega a ser lo único que intentamos en los demás descubrir. Por eso es común que la humanidad, se encuentre al asecho del que se equivoca o ha de fallar; es más fácil señalar y criticar, burlarnos y ridiculizar, esto es lo que aparentemente ayuda a que el otro en ese sentirse inferior, se ubique en una mejor posición, pero de fondo realmente otra es su situación. Si lo que interesa es sobrepasar del otro su nimiedad y debilidad, efectivamente es poco lo que se desea poder alcanzar; todo ello demuestra que la visión tiene corto alcance, se es mediocre en el vivir, se prefiere acomodarse en la posición del que destruye porque realmente no sabe erigir; implica menos esfuerzo y compromiso el lanzar una palabra o un gesto que hiera y logre devastar, que buscar lo mejor de sí mismo, para entregarlo, comprometerse y edificar.

No es lo mismo grandeza que superioridad, ni pequeñez que inferioridad, la grandeza se esconde aún en lo más pequeño, en lo que a veces pasa desapercibido y para verlo hay que mirar mas allá; la superioridad es expresión de complejo de inferioridad; el que se cree superior es porque en el fondo se siente menos ante los demás, y ese auto concepto de baja autoestima lo esconde con aires de magnificencia que demuestran que de allí no puede ofrecer ni dar más.
De igual modo, experimentar la pequeñez, no es asumir un puesto de inferioridad; sentirse pequeño, es saber que en el camino hay que seguir trabajando fuerte por crecer y escalar cada día un poco más; sentirse pequeño, es estar en búsqueda constante de todo aquello que le aporte para su crecimiento interior desde todo lo grande que descubre y valora en lo que Dios le regala y en el que está a su alrededor.

Por eso disfruto mi pequeñez y sencillez, que me permiten contemplar del otro su grandeza interior, de este modo en la medida en que me esfuerzo por levantar mi mirada y buscar en lo más profundo lo que guarda su corazón; puedo encontrar en su fragilidad, el toque de Divinidad que deja en él su Creador. Sentirme pequeña me permite esforzarme un poco más por alcanzar lo que quiero y con mis manos poder palpar; es estar segura y comprobar una vez más que crezco en
la medida que con mí vivir, hago crecer a los demás. Por ello, no es lo mismo Grandeza que Superioridad, ni Pequeñez que inferioridad.