Matar el tiempo...

Autora: Kary Rojas

 

 

Condenado hasta por lo que no ha hecho y juzgado por tantos delitos como separar corazones, llevar al olvido, matar ilusiones, derrumbar sueños que no se han cumplido, muchos buscan la forma de matar el tiempo, como fuera que sea posible sin pensar si es debido o indebido.

Lo denuncian por interponerse entre aquellos que dicen amarse y con el pasar del tiempo, se desgata ese sentimiento que habían sentido; lo acusan por eternizarse cuando existe la distancia en medio de dos almas que por cosas del destino tienen que separarse y esperar que pronto pase el tiempo para volver a encontrarse.

Y así muchos están al asecho con que pase pronto el tiempo, y cuando pretende hacerse el lento y estancarse, tratan de mil maneras de matarlo, para no aburrirse en él ni acomodarse, ni mucho menos sentir que no se aprovecha de la vida cada instante, porque el tiempo que tenemos puede ser bendición cuando lo vemos como oportunidad que se nos da para seguir luchando y disfrutando de lo que tenemos; o quizás para otros es maldición, cuando se experimenta el cansancio y no se
le encuentra sentido a seguir existiendo. No solo están aquellos que se convierten en sus verdugos y de cualquier manera lo quieren matar; hay una gran cantidad de seres humanos que corren tras el para poder detenerlo y lograrlo eternizar; porque lo que están experimentando en ese momento, es tan hermoso y sublime, que solo el tiempo puede permitirles que dure un poco más.

Está es la realidad del tiempo, amado y odiado, condenado por pasar lento o irse volando, cuando es inocente de todo lo que le han acusado, el lleva siempre su mismo ritmo, no acelera ni detiene su paso, ofrece a cada uno la dosis que se le ha estipulado. Somos nosotros que de acuerdo a lo que estamos viviendo, pretendemos tener el poder de manipularlo, nos abrazamos a el para que no se nos vaya de las manos y nos dure más el instante que disfrutamos; o buscamos el modo de matarlo, haciendo cosas, evadiendo nuestra realidad, ignorando el paso que marca y que nos avisa que con cada día que pasa el tiempo se nos acaba y no habrá forma de echarlo atrás. ¿Matamos o vivimos intensamente el tiempo que como don de Dios se nos está regalando para hacer realidad nuestros sueños y sentir realmente que supimos aprovecharlo al máximo?