Misión SOS pararrayos...

Autora: Kary Rojas

 

 

Hay a quienes por su temperamento, fortaleza innata y madurez interior, sienten que tienen la misión, de ser intermediario,
pacifista, el que escucha, o asume el rol, de ser el pararrayos cuando lo amerita la ocasión…

Reciben la descarga de las fuertes tormentas, que se dan ante los enojos, la angustia o preocupación; son los mediadores en una discusión, sostienen sobre sus espaldas el peso incalculable que suele acumularse en ambientes de alta tensión…

No es que sean superhéroes, ni salvavidas; no pretenden ser redentores ni salvadores; simplemente su prudencia, nobleza, cordura y lealtad, los coloca muchas veces en ese plan, donde ofrecen un toque de paz, con la mejor voluntad…

Son como ese vaso enorme al que se le vacía de todo y parece que nunca se fuera a llenar; o quizás un muro fuerte de lamentos, que recibe quejas y golpes, sin que corra el peligro de que se vaya a quebrantar; son ante todo un alma amiga que jamás dañaría a nadie ni traicionaría una amistad…

Son como un pararrayos, que recibe muchas descargas, y evita sin darse cuenta que algo peor pueda pasar; porque con su palabra oportuna, su silencio, y su presencia ahí en ese lugar; apagan el fuego, apaciguan y desarman al que sin saber controlarse, intenta disparar…

Pero estas personas son frágiles y humanas, y para estar completamente sanas, y no perder nunca la calma ni la paz, necesitan darse sus espacios, permitirse liberar su humanidad; reír y llorar, enojarse cuando sientan esa necesidad; tener alguien con quien desahogarse y en quien apoyarse, para vaciarse y recargarse de fe, fuerza y sabiduría, pero sobre todo de mucho amor para sí misma y para dar a los demás; y de este modo continuar siendo ese ángel terrenal, que ahí donde se encuentre lo mejor de sí sabe donar…

Para ellos y para todos, la fortaleza, el equilibrio y la paz, lo da la fe en Aquel que al morir en la cruz, nos dio el mayor ejemplo de lo que implica verdaderamente amar; abandonémonos en sus brazos, descansemos en su amor, porque solo el Amigazo sabe reparar la grietas, sanar las heridas, llenarnos de fuerza para no rendirnos jamás y así alcanzar nuestras metas y hacer los sueños realidad.

No es sano hacer cosas mayores a nuestras fuerzas, ni excederse en la entrega, mucho menos ser masoquistas que se dejan dañar por temor y vacío, o por no querer quedarse en soledad; corta de raíz aquello que muy dentro de ti, solo te haga sufrir… esa no es una misión, nadie está llamado a dejarse pisotear su dignidad ni deformar su
valor. Si algo ocasiona en ti esta sensación, aléjate y busca que en otro lugar seguro está el verdadero amor…