Hasta el límite...

Autora: Kary Rojas

 

 

Dolió tanto que ya no pudo doler más… y el dolor no le logró las fuerzas arrebatar…
Amó con tanta intensidad que de ese mismo amor que experimentó se supo saciar…
Vivió mucho con la soledad, y la soledad le quiso siempre acompañar para que no sufriera por ella más…

Cayo tan hondo, que cuando toco fondo se impulsó y a la superficie logró llegar…
Se rompió en tantos pedazos, que prefirió terminar de romperlos, retomarlos uno a uno y volver a empezar y así con ellos una nueva obra crear…

Estuvo tan perdido, que cuando nadie le hallaba a sí mismo se pudo encontrar; se equivocó tantas veces, que después de hacerlo tanto, ya sabía cuál camino tomar para no volverse a equivocar…

Esperó tanto tiempo, que se durmió esperando y así aprendió a soñar; lo sintió tan hermoso que cuando abrió sus ojos, vio que los sueños se le escapaban, luchó con todas sus fuerzas para hacerlos realidad.

Cayó tantas veces mientras caminaba, que después de tantos golpes y caídas aprendió a caminar como debía y a levantarse cada vez que caía…

Lloró siempre a escondidas, que sus lágrimas prefirieron esconderse en lo más profundo del alma, para no tener que ocultarse cada vez que se le quisieran escapar.

Gritó tantas veces y no le escucharon, que se quedó sin voz, pero su lamento desde el fondo de su alma tomó tanta fuerza que hasta los ángeles lo percibieron y El mismo Dios le abrazó y le consoló…

Y ya cuando se cansó de luchar y creyó llegar al límite de lo que podía hacer o dar, ahí sin fuerzas y experimentando total debilidad y soledad, cuando miró a su alrededor y sintió como las personas se acomodaba cada una en su propio lugar, cuando pensó que iba a morir porque su corazón no sentía ganas de latir más; se dio cuenta que cuando las cosas humanamente al parecer no dan para más … Dios es el que puede ver y escuchar lo que nadie más logra captar… El está más allá de todo, el llena los vacios que otros dejan, calma las desilusiones, soledades y tristezas; reconstruye lo que está
quebrantado, repara y sana el corazón herido, y cuando siente que estamos cansados, acude a nosotros aunque no le veamos o pensemos que nos ha abandonado, es ahí cuando no nos damos cuenta que en el límite de todo, está el Amigazo, El quiere que descansemos y esperemos en El, por eso, nos lleva en sus brazos…