Sentimiento a la medida...

Autora: Kary Rojas

 

 

Porque a veces experimentamos que eso que sentimos no se ajusta al nombre que le damos, es que comprobamos que los sentimientos aunque no se limitan, hay que medirlos y ubicarlos en el lugar adecuado. En esa necesidad de querer experimentar que puede existir algo más que amistad, se estira lo que se siente, a veces quizás se jala desde un solo lugar, tal vez se esfuercen y hagan el mejor intento los dos, concibiendo el cansancio interior por la fuerza que hace el corazón, de querer que ese sentimiento dé para un poco más, nos da miedo aceptar, que eso que sentimos no es amor, es amistad…

Y da miedo aceptarlo, porque no querer perder a la persona que está a nuestro lado, se vacila, se evita, sin saber cual de los dos tiene la responsabilidad de definir la situación y dar el primer paso; y se sigue intentando, corriendo el peligro que de tanto jalar, se rompan los lazos y no exista más aquello que unió, tan solo porque fue errado el nombre que a ese sentimiento se le dio…

Pero si a buen tiempo se define como amistad, descubriendo la grandeza y plenitud de lo que implica ser amigos de verdad; el corazón se siente en plena libertad, de expresarse y entregarse, de estar siempre presente donando lo mejor de sí mismo, sin temor a que no se entienda lo que se siente ni se juzgue mal un sentimiento que se caracteriza por ser transparente y hacer vida la verdadera fidelidad.

Lo mismo sucede con el amor, sobre todo cuando por vez primera se siente entre dos que empezaron siendo amigos y les da miedo perder eso que ya se tiene… y en esa confusión que surge, cuando se desbordan las expresiones y las sensaciones no coinciden con el nombre que al sentimiento se le da, todos alrededor perciben que hay algo más, porque se nota, se contempla, en la manera como se tratan, como se hablan, se percibe a simple vista; pero se tiene miedo de
llamar Amor, a lo que siempre se ha creído es la mejor amistad.

Y empieza a ser insuficiente lo que se recibe y ofrece, y se da la necesidad de mucho más, por la fuerza de lo que se siente; más tiempo, más detalles, más palabras y expresiones de todo lo que existe entre los dos sin saber plenamente que lo tienen… por eso hay que descubrirlo a tiempo para no llenar de rutina y de costumbres, los vacios que quedan por el miedo de aceptar que es amor lo que existe y frenarse al quererlo expresar para no malinterpretar, ni confundir ni dañar lo que se piensa es una amistad…

Es ahí cuando concibo, que el sentimiento tiene su medida y es ella la que le da el verdadero sentido, no se puede presionar a que de para más, porque corre el riesgo de que se vaya a reventar; ni tampoco estancarlo por temor a perder lo que se tiene, cuando existe la oportunidad de experimentar mucho más… todo se logra manteniendo el equilibrio y la sabiduría de lo que piensa la razón y siente en lo más profundo el corazón… ni un poquito menos, ni un poquito más…