La botella vacía…

Autora: Kary Rojas

 

 

Esta es la historia de una botella desechable, que se encontraba vacía, en medio de un patio de descanso escolar… era como sentirse abandonada a su suerte, sin poder dirigirse por sí misma al lugar donde debía llegar "el caneco de basura"… era lo ideal, porque de este modo contribuiría a la limpieza del lugar, a correr mejor suerte, siendo reciclada y pudiéndose reutilizar… pero que necesitaba? Qué alguien por instinto, por orden, sensibilidad o educación; o tal vez egoístamente, queriendo evitarse así mismo un accidente, se tomara el esfuerzo de inclinarse, tomarla y dejarla libre tan solo a 5 pasos más adelante donde se encontraba la caneca que indicaba que era el lugar ideal que nuestra querida botellita añoraba…

Desde mi sitio algo lejano, pero preciso para contemplar y reflexionar en tal escena, solo quise analizar antes de levantarme y hacerlo por mi misma… me asombraba ver como muchos la evadían, levantaban el pie casi mágicamente sin ver, para no tropezar y caer, eran tan indiferentes, que hasta llegué a pensar que la botella era tan solo una visión de mi loca mente; pero su lamento al ser pateada era real, otros hasta se gozaban y remataban con una patada más… pero
nadie se dignada a recogerla y dejarla en su lugar.

No puedo decir exactamente cuántos pasaron, pero más del 90% ni la miraron, los otros quizás solo veían, por instinto o porque esta imagen se les aparecía, pero a nadie le inspiró nada, ni siquiera fastidio por ser como basura en medio de tal sitio por el que tanto han de transitar.

Se acabó el descanso y cada uno se dirigió a su sitio, la botellita quedó abandonada en la mitad, después de recibir golpes, de ser ignorada, burlada, decidí recogerla ya maltratada, y la deposité donde debería estar…

Con todo esto, pensé… cuántas personas se sentirán así, solas y abandonadas a su suerte, viendo a tanta gente que pasa por su lado, sin darse cuenta de lo que añora, necesita y siente… cuántas veces, somos ciegos e indiferentes, y nos llevamos por delante la fragilidad de otros, que son juzgados, ignorados, criticados, discriminados, y nadie decide hacer algo, simplemente lo evitamos como si no nos diéramos cuenta de lo que está pasando para evitarnos esfuerzos y no
comprometernos, simplemente dejar que otro actué y haga aquello que no nos interesa hacerlo, porque no nos toca, porque no fuimos quien ocasionamos el mal, porque quizás pensamos que es mejor acomodarse o evitar, y hasta tal vez hacemos realidad aquello que dice al caído ignorarle o caerle… pero que al final todo te de igual, porque nadie
sabe lo que el otro siente.
¿Y tu en qué lugar estás? …