Renovación

Autora: Kary Rojas

 

 

A veces es necesario romperse en mil pedazos para poderse renovar… 
caer para aprenderse a levantar…. Llorar para más tarde ser el que ría de último y mejor; perder para así valorar…
Muchas veces no lo entendemos, y quizás las cosas no son como las vemos, pero en ocasiones es preciso sentir miedo para encontrar seguridad, dejar ir para poder recuperar; experimentar que todo está perdido, para así intentar luchar por volverlo a encontrar…
En esos momentos de desesperación lanzamos un lamento al cielo buscando solución o respuestas al ¿Por qué? Nos ocurrió… cabe más quizás preguntar ¿Para qué? ¿Qué hay detrás de todo esto que pasó?... sea lo que sea no hay que renunciar, solo renovar, reparar y si es necesario volver a comenzar… 

Hay situaciones a los que nos revelamos por nuestra propia humanidad, sin darnos cuenta acaso que muchas de esas cosas ocurren a veces, porque de fondo traen una realidad que se nos quiere manifestar… 
Porque hay quienes no se dan cuenta de que están equivocados, hasta que sienten como lo que estaban construyendo sobre arena se les viene abajo; y aquellos que viviendo entre facilismos creen poseer la verdad, siendo ciegos y sordos a la realidad que los ha de rodear, solo logran aprender la lección cuando la vida misma les muestra con creces su error… 
Hay quienes viendo que todo les parece andar sobre ruedas, creen que han elegido el camino que era; dejándose seguir por los placeres que experimentan, sintiéndose impulsados de actuar por la libertad que al ser creados se les da; haciendo las cosas sin pensar en lo que pueden ir destruyendo a su alrededor, porque hay decisiones que son tomadas sin cavilar que con ellas a otros se puede afectar. Muchas veces en estos casos, sólo se aprende con el dolor, cuando sienten perdido lo que realmente tiene valor, y les toca llorar enfrentándose a las consecuencias de su error… No podemos intervenir queriendo evitar que todo vuelva a su lugar y las cosas recuperen el orden que Dios al crearlas les dio. 

No podemos tampoco acostumbrarnos a estar caídos; ni sentir por dentro que estamos vencidos, que lo que nos pasa lo teníamos merecido, ni mucho menos mostrarnos al mundo como víctimas del destino; no hay porque desquitarnos con los demás de aquello que vivimos… simplemente hay que enfrentar lo que nos viene, intentar descubrir lo que de fondo nos quiere mostrar; tratar de encontrar 
luz en medio de la oscuridad, de sanar las heridas, de volver a empezar, poner todo en orden, aprender a valorar, no perder nunca la fe ni la esperanza y estar siempre abiertos al amor renovador que Dios a cada instante nos sabe manifestar.