Una segunda oportunidad...

Autora: Kary Rojas

 

 

Si entendiéramos que cada nuevo día que tenemos de vida es una segunda oportunidad que se nos da, tal vez pensaríamos muy bien las cosas, valoraríamos lo que tenemos y expresaríamos todo lo que sentimos por aquellos que a nuestro lado están…

Muchas veces ni nos damos cuenta de lo que significa cada día poder despertar y además de eso, ser conscientes del techo que nos abriga, las personas que con nosotros caminan, las facultades que nos permiten vivir en autonomía y tantas otras cosas con las que contamos sin pensar que son un regalo de amor que el Amigazo Dios a diario nos da…

Tal vez nunca nos hemos visto a las puertas de perder lo más valioso que tenemos, empezando por la vida que como Don se nos ha sabido entregar, simplemente vamos por el mundo, muchas veces sin rumbo, pensando que solo nacimos para pasarla bien y disfrutar…

Por eso en ocasiones es necesario, que tropecemos y caigamos, que algo valioso perdamos, que seamos testigos de lo frágil que es nuestra vida y la de aquellos que amamos, porque muchas veces se nos hace rutinario lo que a diario enfrentamos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos…

Cada vez que llega la noche es urgente e importante revisar, con quién estamos enojados, a quiénes les debemos algo, que nos falta por hacer y debemos reparar, qué cosas hicimos bien y cuáles hicimos mal… muchos se han acostado y no han contado con esa segunda oportunidad, de abrir los ojos al nuevo día y si es necesario, volver a empezar…

Nada es para siempre, la vida nos puede cambiar de repente, no existe en el tiempo la plena seguridad de que dure eternamente la salud, el amor o la amistad, ni siquiera las cosas materiales que tenemos por muy fáciles o difíciles que las logremos, hoy estamos aquí, mañana tal vez sea en otro lugar, hoy quizás nos acostemos sin tener la certeza de que nos vayamos a despertar.

Nunca pensamos en el hecho que cada minutos que pasamos no se nos repetirá, la oportunidad que perdimos ya no la recuperaremos, más sin embargo Dios nos ama tanto que quizás mañana nos permitirá tener una nueva oportunidad…