A Dios lo que es de Dios...

Autora: Kary Rojas

 

 

A Dios lo que es de Dios y a cada cosa lo suyo… porque no podemos ir por el mundo moviéndonos al compás que nos toquen los demás ni ser como veleros sin rumbo, queriendo siempre y cómodamente justificar nuestro omitir y/o actuar, fingiendo demencia y amnesia o expresando así no más: las cosas pasan o dejan de pasar porque así lo dispuso Dios, es su voluntad. De fondo, sabemos muy bien que El no bajará para decir eso es falso o es la verdad, y ante aquello que muchas veces no tiene otra explicación racional, a Dios lo culpamos de todo lo que el hombre y la mujer dejan de hacer bien o hacen mal.

Y la justicia se quebranta, se deteriora el concepto de fidelidad, la moral se ve deformada, ya nadie cree en el amor y en la amistad; las cosas del mundo nos arrastran, ya hoy en día todo es normal; pesan más muchos intereses que nos hagan quedar siempre bien ante los demás, se vive solo de apariencias y para pasarla bien por encima de los demás, se fabrican a diario corazas y las máscaras se roban toda identidad…

Con el ojo por ojo y diente por diente, ya está más que tuerta la humanidad; solo ven por un solo ojo y ese solo divisa lo que por fuera se ha de mostrar; pesa más la ley del tener que la del entregar, nos conformamos simplemente haciendo bien lo que nos toca hacer y luego se cobra lo que se da de más; nos justificamos diciendo que hoy en día nadie valora los esfuerzos que se hacen que siempre hay una cuota extra que cobrar.

Y con el tiempo, y en el camino, se van quedando atrás y en el olvido, los valores sembrados, los momentos vividos, las amistades cultivadas, todo aquello que hacía parte de los principios; porque muchos por quedar bien, se vuelven débiles de espíritu, ganan un puesto y poder, a costa de complacer e inclinarse más por un partido o equipo.

De que nos sirve ganar el mundo entero, si se pierde el amor primero, de nada vale llegar o tener, si una verdadera amistad no poseemos, si nuestra familia no es lo primordial y los que nos aman de verdad los hemos dejado atrás; sabemos muy bien que aquellos que nos rodean por interés, están mientras les demos de comer, el día que nos bajemos de la silla o de ella nos caigamos, no habrá nadie para ayudarnos a levantar ni reparar aquello que se ha quebrantado…

A Dios lo que es de Dios y a cada cosa lo suyo, no justifiquemos aquello que no hicimos bien o que dejamos de realizar, porque nos distrajimos con el mundo, nos dejamos llevar por otras cosas, desviamos el rumbo, no nos resignemos a entibiar con aquello que nos dibujan tan bien que parece ser lo ideal, siempre hay que pensar muy bien antes de omitir o actuar, si aquello que hacemos o dejamos de hacer causa alguna herida o evita un bien realizar, no solo se peca actuando mal, sino también dejando de hacer algún bien que podíamos haber podido efectuar, porque está bajo nuestra potestad y capacidad; también por haber sido creados para amar, si somos hijos de Dios y poseemos el toque de su divinidad, debemos permitir que premie El sobre nuestra propia humanidad, es más valioso reconocer que caímos y fallamos, que nos quebrantamos y nos olvidamos; y no justificarnos y expresar que simplemente hicimos lo que podíamos y debíamos hacer, que el tiempo y las circunstancias no dan para más; para quien está con Dios es fácil entender, que con la fuerza del amor y de la fe, se pueden mover montañas, caminar sobre el agua y todo lo que queramos se alcanza a realizar…

A Dios lo que es de Dios y a cada cosa lo suyo… lo ideal es vernos en el espejo y a nuestro alrededor, no le echemos a otros la responsabilidad que se nos confía de actuar y transformar, de aprender realmente a amar y no permitir que nada nos justifique, ni nos logre desviar, de Aquel que es el CAMINO, la VIDA Y la VERDAD…