Cuando sentimos que las cosas se nos salen de las manos...

Autora: Kary Rojas

 

 

Cuando sentimos que las cosas se nos salen de las manos, confiémoslas en las manos de Dios, aunque tal vez muchas veces nos cueste entender lo que pueda pasar como respuesta a nuestra oración…

Cuando sentimos que las cosas se nos salen de las manos, no nos conformemos con sentir que dimos lo que pudimos, siempre habrá algo más que podamos hacer, aunque no ofrezca una solución a eso que tanto pedimos; algún sentido ha de tener, ese esfuerzo de más, ese desprenderse de aquello a lo que más se aferra nuestro corazón, todo lo que implique entrega y donación, tiene demasiado valor ante los ojos de Dios…

Cuando sentimos que las cosas se nos salen de las manos, hay muchas maneras de hacer oración, ahí es donde realmente nos damos cuenta, que El único que puede hacer algo es Dios, aunque la ciencia invente cada día cosas nuevas, aunque hayan personas que se creen un ser humano superior, nada hay por encima de Aquel que por amor y para el amor nos creó…

Cuando sentimos que las cosas se nos salen de las manos, solo nos queda no perder la fe, la esperanza y la ilusión; aunque oremos confiando plenamente en que Dios nos escucha y algo por nosotros va a hacer, aunque hagamos de cada momento de nuestra vida una oración, no podemos nunca dejar de creer en El, así no sucedan las cosas como las anhela nuestro corazón…

Cuando sentimos que las cosas se nos salen de las manos, y no podemos vencer el tiempo o la distancia, ni detener el curso del reloj, cuando existen situaciones inevitables que nos causan demasiado miedo y dolor, cuando se rompe ante las circunstancias, el corazón… ahí, en esos momentos que desearíamos tener el poder y la magia para evitarle a las personas que más amamos tanto dolor, pero vemos como humanamente se nos salen de las manos las posibilidades de poder hacer algo más que pueda ayudar a reparar y sanar, a regalar fortaleza y paz, a evitarle el tener que llorar… ahí, es ahí, cuando más debemos abrazarnos al Amigazo, refugiarnos en la oración, hacer que salga de lo más profundo de nuestro interior, confiados que de una u otra forma, actúa Dios.

Cuando sentimos que las cosas se nos salen de las manos y aunque por fe sepamos que las cosas no siempre pasaran como las esperamos, hay que pedirle mucho a Dios que sea El que tome en sus manos nuestro corazón, para que lo llene de su paz, lo repare con su amor, y así no se quebrante nuestra esperanza, ni perdamos nunca la ilusión…

Cuando sentimos que las cosas se nos salen de las manos, siempre habrá una nueva oportunidad para hacer algo más y convertir cada momento que vivimos en oración, con ello podemos experimentar que no hemos soltado de las manos a Dios, El recibe todo aquello que sale de lo más profundo del alma y del corazón… no te rindas ni sientas que ya no hay nada más que hacer… eleva siempre una Plegaria al que nos entregó su vida por amor…