A la altura o con estatura...

Autora: Kary Rojas 

 

Desde niños siempre soñamos con crecer, constantemente nos estamos midiendo para saber los centímetros que vamos ganando y hasta presumimos si somos más altos entre los que están a nuestro lado… Hacemos todo lo que nos dicen, comemos, somos obedientes y nos portamos bien; tener más estatura, significa en esa etapa, ser respetados, ganar popularidad y poder; también realizar lo que se quiere, simplemente porque es más fácil todo alcanzar y eso nos da confianza y seguridad… 

Y ya cuando se es adulto, aunque no se presume de la estatura de la misma forma que en la niñez, sí se le mira muchas veces de forma diferente, al que notablemente le hacen falta esos centímetros que muchos tienen, se subestiman sus capacidades, de uno u otro modo no se le trata igual, ser bajito puede ser desventaja en mundo que coloca las cosas en alto, tanto que hasta los que se creen muy grandes, también les cuesta trabajo poderlas tocar…

Sentirse muy "grandes" no siempre es cuestión de medir demasiado o llegar casi a los dos metros de estatura, para muchos es ver todo y a todos demasiado pequeños, creerse superior, al punto que nada les asombra porque no llenan sus expectativas, viven inconformes hasta con lo que ellos mismos son… Van por el mundo, mirando hacia arriba, pero no buscando en el cielo la presencia de Dios, sino ubicando el lugar al que quieren llegar para manejar desde lo alto todo mejor, aunque en ese caminar sin observar más allá, tropiecen y se lleven por delante todo lo que hay… 

Sentirse muy "grandes" expresa de fondo inferioridad, por los métodos y acciones que se pueden emplear, que implican hacer sentir menos a los demás; existen gestos y actitudes que demuestran cobardía, cuando se gana con trampas y violencia, cuando se excluye al otro o se discrimina… Por eso es muy diferente estar a la "Altura" de las circunstancias y asumir cada momento con fortaleza y no a la fuerza, con dignidad y no vanidad, siendo honestos y no tramposos, asumiendo posturas de valentía y no logrando lo que se quiere con cobardía, aunque se llegue de último pero con la mirada en alto, y no tocando la meta primero sin pensar en quienes ha pisoteado, obteniendo la humillación del otro como trofeo, para sentir que ha ganado, cuando ganar no es siempre estar de primero … Por eso, la grandeza del alma no es cosa de estatura, ni de apariencia o belleza corporal; sentirse muy alto, puede causar mucho vértigo cuando se mira hacia abajo y se intenta contemplar la realidad; lo que hace realmente grande a una persona, es que aprenda a estar siempre a la altura de las circunstancias y alcance sus metas con la cabeza en alto, defendiendo siempre la dignidad propia y de los demás; el éxito y la realización personal no implica llegar de primero a la cima, sino simplemente saber llegar, sin olvidarse que desde abajo se puede ver la grandeza del cielo mejor contemplar…