Cuando Dios nos dice: Patos al agua...

Autora: Kary Rojas 

 

En la vida hay momentos en que es fácil avanzar porque pisamos seguros, acomodados a lo que vivimos y tenemos: relaciones estables, trabajo adecuado, tiempos tranquilos, confianza en Aquel que tanto nos ama… Es fácil orar y decirle a Dios, gracias, porque realmente nada nos falta, todo está en calma… Pero un día no es igual a otro, la tierra no se detiene ni un instante, el reloj no da marcha atrás, nadie sabe lo que puede pasar, lo que hoy tenemos, mañana tal vez no ha de estar, la Fe se dice a sí misma ser grande, cuando no debe enfrentar nada que la haga desvanecer o tambalear…

Puede llegar el instante en que de un momento a otro, mientras vamos caminando lleguemos al punto en que para continuar tenemos que lanzarnos al agua, sin poder dar marcha atrás… Mirar hacia adelante, es contemplar un enorme océano para atravesar, no hay barca a la cual subirse, ni tampoco existe la oportunidad de retroceder porque sería renunciar a lo que toda la vida hemos logrado avanzar, sin desfallecer… Y qué hacemos si no sabemos nadar?... a qué nos podemos aferrar?... Por qué deben cambiarnos las cosas, si así como estábamos las hacíamos muy bien y a nadie le ocasionábamos mal?... qué tanto hay más allá del horizonte que desde la orilla no podemos contemplar?... donde están los que nos acompañaban?... Por qué parece que el mar nos quisiera arrasar?...

No estamos en este mundo para quedarnos en el mismo punto donde creemos que cumplimos nuestra misión a cabalidad, hemos sido creados para seguir el Plan que Dios nos ha trazado aunque eso implique desacomodarnos y lanzarnos al agua, sin saber nadar… Es ahí donde aferrados a la Fe y Fortaleza que El nos da, seamos capaces de seguir avanzarnos, sin hundirnos ni sentirnos ahogar…

Son muchas situaciones las que nos hacen sentir que Dios nos ha dicho: Patos al Agua y debamos arrojarnos sin la más mínima oportunidad de pensarlo o de dar marcha atrás… Hay cosas que pasan sin poder evitarlas, hay momentos en que aún contracorriente debemos avanzar, hay instantes en nuestra vida de tanto vacío y soledad, en que al experimentar la angustia de ahogarnos, no encontramos barca segura que nos lleve hasta el puerto en que anhelamos anclar, no podemos hacer de quienes amamos tablas de salvación a las cuales aferrarnos, es justo y necesario con ellos aprender a soltarlos, para sentir lo fuerte y estable que puede ser el amor y la amistad, a tal punto que logre enfrentar y superar tormentas y tsunamis, momentos de luz y oscuridad, tiempos de calma y de tempestad, sin desfallecer ni dejar perder la FE que nos permite caminar sobre el agua y aprender a nadar…

Así sintiendo tanto miedo de perder lo que más amamos y tenemos, de no saber avanzar y hacer lo que debemos, de no ser capaces de llegar, es cuando vemos al Amigazo que camina sobre el Agua, sin la certeza de que es El o es un fantasma que nos dice: "No Temas, soy Yo quien siempre ha estado y estará contigo y más te ama"… Y aún dudando le decimos. "Si eres Tu mándame que vaya hacía Ti y camine sobre el Agua"… El nos dice: "Ven"… y lo hacemos con pasos lentos pero seguros, hasta que al sentir la tormenta y la fuerza del viento, tambaleamos, nos llenamos de miedo y de nuevo experimentamos que nos estamos hundiendo y ahogando… Es ahí cuando Jesús nos da su mano y nos dice: "Por qué has dudado? Si estoy a tu lado"... El es nuestra barca, el único que puede realmente Salvarnos, la Fe es el salvavidas al que con todas nuestras fuerzas hemos de abrazarnos, cuando nos llegue ese día en que Dios nos diga: Patos al agua y debamos de una, lanzarnos.

¿Acaso lo has experimentado?