Una velita mas he encendido...

Autora: Kary Rojas 

 

En este día (Mayo 28) en el que el Amigazo me regala un año más de vida… pensando en el camino recorrido, las personas que han aparecido, las que permanecen y las que se han ido, reflexionando en los pasos que aún no he dado y en cada instante vivido, me preguntaba, no tiene más sentido, encender las velas que apagarlas de un soplido?...
Si cada año que se cumple agregamos y encendemos una velas más, es sentir que Dios nos regala una nueva oportunidad, para ser luz e iluminar los caminos y a las personas por las que hemos de andar… el gesto y la razón de consumirse en esa misión de dar luz, implica gastarse y entregarse cada día que se nos da…

No hemos sido creados para ser velas nuevas, intactas que se conservan apagadas, por el afán de mantenerse intactas, hermosas, en buena forma, pero sin ninguna utilidad; tampoco para esconder los dones y talentos que el Amigazo nos ha entregado, prendiendo una luz y guardándola en un cajón o debajo de la mesa por miedo de que se apague o de no ser y hacer lo que de ella se ha esperado. La misión de que cada velita consiste en consumirse en la medida que alumbra el lugar y permite que quienes se encuentran con ella, crezcan, se beneficien y puedan experimentar a través de su vida, la sonrisa de Dios y el amor que El da…

Y así como aumentan las velas en el pastel en cada cumpleaños, deben ser cada vez más el número de personas que se benefician de los destellos que de ellas emanan en la medida que nos esforzamos y entregamos para que no se apaguen en ningún instante de nuestro vivir, y si en algún momento por las tormentas, los malos ratos, las dificultades, algo así llega a ocurrir; son la fe, la esperanza y el amor que de Dios recibimos, las que las vuelve a encender, a través de fuerza que de El nos da y la presencia, las palabras y la oración de aquellos que nos acompañan en nuestro caminar…

Hoy cuando celebro 41 años de vida, pienso, en todas las velas que Dios me concede en cada cumpleaños que vivo, observo si he logrado consumirlas o si ni siquiera he sabido mantenerlas encendidas… Hoy, hago memoria de las persona que cada aniversario celebran conmigo, en todas las que han escrito de mi mano las páginas de mi libro, las que aún están y las que se han ido, las que aparecen en esta fecha y jamás me arrojan al olvido… Hoy reflexiono en la misión que se me ha confiado, me pregunto si he sabido ser luz o si he escondido los dones que el Amigazo me ha regalado?...

Hoy le doy gracias por todos y cada uno de los momentos asumidos, aquellos en que mi luz se ha hecho más fuerte, en tantos en los que he sido valiente luchando para que ni las tempestades ni huracanes me apaguen la alegría de vivir ni me roben las ganas de consumirme y entregarme en cada instante de mi camino… Hoy oro y pido por todos aquellos que con su luz me iluminan y me mantienen encendida, en aquellos a los que llamo Familia, Maestros, compañeros, alumnas, ahijadas, amigas y amigos…

Hoy pienso que cada vela más que le agrego a mi torta o pastel, no debe deprimirme por sentirme mayor, sino más bien alegrarme al experimentar qué grande es el sueño que conmigo ha tenido Dios, tanto que me está dando otra oportunidad de seguir siendo luz para los demás…

Un cumpleaños es un día único y especial, para pensar y reflexionar en las personas que nos rodean y celebran nuestra vida, haciendo de esta fecha una gran fiesta, porque reciben con alegría, esa luz que de nosotros se emana, los ilumina y los guía…

En días como hoy, me pregunto: si me llegará la hora de encontrarme cara a cara con Dios y presentarle las velas que nos ha regalado cada año de nuestra vida, cómo estarían? Intactas e inservibles por que nunca quisimos usarlas, o tal vez muy pequeñas y consumidas porque luchamos por mantenerlas todo el tiempo encendidas?... serían el mismo número de acuerdo a los años vividos, o quizás más por los corazones que con ellas encendí y supe ser luz en su camino?...

Qué tiene más sentido, apagar las velas que representan los años que vivimos o mantenerlas encendidas para que formen una enorme hoguera de amor y calor fraterno y se conviertan en una antorcha fuerte y valiente que pueda iluminar en todos los momentos el camino…

Hoy a mis 41 años, entendiendo que quizás cada vez que soplamos y apagamos las velitas, estamos dando paso a una nueva etapa; pienso que tal vez es mejor mantenerlas encendidas, agregar cada año una más, como una nueva oportunidad que el Amigazo me da para seguir siendo luz y desgastarme en el amor que El mismo me brinda y poder así iluminar tantos corazones que se convierten en mis mayores razones para no dejar que ni tormentas, ni huracanes ni nubarrones, me roben la paz, la esperanza ni las ilusiones de seguir viviendo y sentir que he podido hacer realidad el sueño que Dios tuvo conmigo cuando me regalo el don de la Vida…