El tamaño de todo...

Autora: Kary Rojas

 

 

Cuando Dios creó el universo, no pensó en darle tamaño a los seres y las cosas, simplemente las soñó, les dio su lugar en el mundo y escondió dentro de cada uno el toque de su perfección… Los seres humanos somos quienes medimos y cuantificamos todo lo que vemos y encontramos en nuestro caminar; concentrándonos en lo externo sin saber mirar ni descubrir lo que hay más allá.

Desde niños elegimos el regalo más grande creyendo que es el mejor, aunque el más pequeño posea mucho más valor; eso es prueba de que nuestra humanidad nos lleva a quedarnos en las apariencias y no somos capaces de encontrar el tesoro que hay oculto en el interior… 
Por esta razón, los hombres y mujeres en la medida que repueblan y transforman en el mundo, colocan todo tan en alto, que ni ellos mismos lo pueden alcanzar; se van a los extremos del facilismo y la complejidad… 

El tamaño de las preocupaciones, dificultades y sufrimientos, también depende de nosotros, de la manera como intentemos resolverlos, de la fe que en Dios tenemos, del color con que el mundo vemos… si somos de los que le ponemos peso y tamaño a todo, siempre encontraremos conflicto aún en lo más pequeño; pero si buscamos soluciones, con la certeza de que por más grande que sean tarde que temprano lo resolveremos, seremos de aquellos que logran hacer posible lo que a simple vista parecía imposible, y pase lo que pase nunca nos detendremos ni renunciaremos. 

Agrandamos las heridas en la medida en que busquemos removerlas y escudriñemos más motivos para no sanar ni perdonar… entre más leña se le eche al fuego, más arde y crece la llama y no habrá quien la pueda apagar… 

Nos cuesta darle un valor incalculable a los pequeños detalles y a las muchas bendiciones que recibimos a diario; es más fácil agrandar los vacíos y el dolor, fijarnos en lo que otros tienen y nosotros no, pensar en lo que carecemos en vez de disfrutar y dar gracias por lo que poseemos… 

Nos detenemos ante las apariencias, buscamos y elegimos lo más grande o lo que a simple vista se vea mejor, y con ese estándar medimos cosas, personas, todo lo que está a nuestro alrededor; pasando por desapercibido lo que en realidad tiene valor, siendo ciegos y no saber descubrir en el otro la perfección de Dios…

William Shakespeare dijo alguna vez: "Es difícil convivir con esta elasticidad: las personas se agigantan y se encogen a nuestros ojos. Nuestro juzgamiento es hecho, no a través de centímetros y metros, sino de acciones y reacciones, de expectativas y frustraciones".

Ahora solo nos queda reflexionar: ¿qué es lo grande y pequeño para nosotros? ¿Cómo medimos y valoramos?... El tamaño de todo, depende de cada uno, de cómo cuantificamos y cualificamos… 

Exigimos demasiado para ser feliz, olvidamos tener presente una gran verdad: "Solo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos"… de cada uno depende el que lo sepamos percibir y encontrar…