¿Te encontre me encontraste?...

Autora: Kary Rojas

 

 

A veces me pregunto… te encontré o me encontraste?... y cuando pienso que me he pasado la vida buscándote mirando siempre hacia el cielo o por el contrario definiéndote y comprobándote en teorías que no se hacen vida; creyendo lo que cree la humanidad, que la paz que nos das está en lo más efímero, superficial y pasajero; es cuando me doy cuenta que he estado por caminos equivocados, hasta que moviste mi piso, derrumbaste mi soberbia y egoísmo, rompiste mi cacharro, llevaste mis pasos hacía ti, me hiciste ver fijamente a lo más profundo de mi ser y me di cuenta que mientras yo te buscaba, tu ya me habías encontrado… Gracias Amigazo, porque me has redimido, me has Salvado…

Siempre soñé encontrar un corazón en el cual poder confiar, alguien que sostuviera mi silla en cada uno de mis momentos y que sintiera la seguridad de sentarse en ella cuando quisiera descasar; una persona con quien compartir libremente la vida, sabiendo que aunque pasara el tiempo y existiera la distancia, nada sería obstáculo para la verdadera amistad. Desde el primer instante supe que eras ese ser tan prodigioso y especial, creí que ero yo quién te había encontrado, pero realmente tu me encontraste, por las veces que me perdí, por tantas otras en que sentí vacío y soledad, ahora simplemente estás ahí, has cultivado en mi jardín la más hermosa rosa, llamada Amistad.

Y cuando se recorren mil senderos y se viven toda clase de experiencias en búsqueda del verdadero amor, muchos llegan a pensar que no existe, dejan de creer en lo más profundo y sagrado de ese sentimiento que le da sentido a nuestra vida y nos hace verla de otro color… Tarde que temprano llegará el día, quizás cuando menos lo esperamos, en que ahí aparecerá y tocará a nuestra puerta, viene quizás disfrazado, escondido en un recipiente pequeño o de barro, frágil pero a la vez mágico, el cuál debemos darnos la oportunidad de descubrir y permitirle entrar, para sentir que por fin nos ha encontrado y conquistado, quien realmente nos enseñará a amar tan profundamente hasta que duela y cuando duela, amar aún más…

Muchas veces en las búsquedas, nos perdemos y angustiamos… dejamos escapar los ilusiones y las ganas de soñar por lo que tanto anhelamos… vemos en rostros, cosas y lugares equivocados eso que tanto esperamos… nos refundimos en nosotros mismos, en nuestro prejuicios y supersticiones, haciéndonos los más difíciles y negativos para aceptar que la paz y la felicidad no está ahí, y no es que se nos haya negado, sino que somos tan ciegos que aún teniendo ojos no vemos y tan sordos que aún con oídos no escuchamos. Solo cuando dejamos actuar a Dios y colocamos en sus manos lo que se nos sale de nuestras manos, es que veremos en realidad lo que tanto pedimos y nos dejaremos encontrar por aquello tan único y especial que se nos tenía reservado…

Son los miedos esos monstruos y fantasmas que nosotros mismos inventamos, alimentamos, engrandecemos o empequeñecemos, debilitamos o fortalecemos… Les damos el poder de alejarnos de nuestros sueños y paralizarnos ante los pasos que debemos dar, para no dejar perder la oportunidad de buscar y encontrar, llegar y lograr o simplemente abrir nuestras puertas y dejarnos encontrar por aquello que tanto esperamos…