Cuando un día llega y otro se acaba...

Autora: Kary Rojas

 

 

Cuando un día llega, se nos regala, un manojo de horas para ser utilizadas de la mejor manera, invirtiéndolas en las personas que amamos, los sueños que anhelamos, la misión que se nos confía, el camino que nos espera… 
Son 24 horas, con sus propios minutos y segundos, que transcurren demasiado exactos, marcando su ritmo; tienen su fecha de vigencia, no son las mismas horas que ayer se nos dieron, éstas son otras que nos renuevan, la oportunidad que el Amigazo nos brinda, de poder cubrir lo que es realmente importante y valioso en nuestra vida y que se nos ha dado de manera gratuita… 

Cuando un día llega, es un milagro que ocurre en cada uno de nosotros, es una expresión de amor y confianza que Dios nos brinda, es una dosis nueva de horas que van llegando, para que aprendamos a vivir en ellas, compartiéndolas con las personas que amamos, y también con aquellas que a lo largo del camino nos vamos encontrando, descubriendo o recuperando…
No sabemos si mañana tendremos, otra dosis más de este gratuito tiempo, a quién se les agotará primero, a nosotros o a quienes queremos?... eso nadie lo sabe, por eso, si en algunas de esas horas, nos encontramos con aquellos a los que les debemos algo, es mejor saldar nuestras deudas en su momento; y si tenemos la ocasión de poder compartir instantes importantes con los que amamos, no hay que pensarlo demasiado, simplemente invertirlo y así sentir que lo multiplicamos…

Cuando el día llega, experimento la vida como una hoja en blanco, en la que se me pide escribir una página más de mi historia en un tiempo determinado; qué nombres quiero en ella plasmar?, cuáles preferiría borrar o ignorar? Qué acontecimientos me han quedado escrito con letra clara y cuáles preferiría ignorar?; cómo hacer para no equivocarme en lo que escriba y no me toque tachar o arrancarle una hoja que me deje un vacío en mi vida?, lo cual sería como dejar escapar las horas que utilicé mientras las escribía…

Todo lo que sucede en este dia, hace parte de cómo invertimos y utilizamos las horas que como expresión de amor, se nos confían. De qué manera podemos sentir que se multiplican? y cómo nos daremos cuenta que las desperdiciamos? Creo que eso lo entenderemos, cuando ya se nos agote el tiempo, sintamos que se nos hizo demasiado tarde y se nos agotaron las oportunidades…

Por eso, cuando llega la noche y el día se acaba, mientras veo como se vencieron las horas de este momento, único en la historia de nuestra vida, reflexiono en el hecho que no se repetirá, pienso en cada segundo, minuto y hora que pasó por mis manos, qué hice con ellos, cómo los he utilizado?... el tiempo suele ser como el dinero, que puede invertirse y multiplicarse y así mismo puede ser perdido y malgastado…

Pienso en las personas que amo y me pregunto: cuánto de mis horas les regalé y cuánto les he negado? Será que mañana tendré otra oportunidad de brindarles un poco de eso tan valioso que Dios gratuitamente me ha dado? Será que supe disfrutar o recibir lo que quizás ellos quisieron darme en su momento justo?... Sé que las horas que no supe usar hoy, no son las mismas que las que quizás me den mañana, sé también que la misión que tenía hoy, no será igual a la que deba realizar, sé que para que mis sueños persistan y se hagan realidad, debo invertir horas en ellos, por eso, cuando mañana me despierte, diré: Gracias Amigazo por otro día que me das, enséñame a saber usar las horas que me das, para que no me falte tiempo ante todo lo que de mí quiero y necesito hacer y dar…