La verdadera limitación...

Autora: Kary Rojas

 

 

Qué fácil es descubrir y señalar en el otro su imperfección, quizás para hacerlo sentir menos y sentirnos superior… Llamamos ciegos a los que no logran ver de cada cosa su color; sordos a los que no escuchan los sonidos que adornan la creación; mudos a quienes no pronuncian palabras con su propia voz; y así, se resalta la 
discapacidad física que en el fondo realmente no es primordial; porque es más dura la limitación que puede existir en nuestro interior cuando no luchamos por descubrir y hacer realidad en nosotros el sueño de Dios. 

Hay quienes teniendo ojos, no saben ver más allá; se limitan a mirar solo las apariencias, se encuentran enceguecidos, para ellos es invisible lo esencial. Se pierden de vivir ese misterio tan maravilloso que es el contemplar y así descubrir la sonrisa de Dios en todo lo que nos ha de rodear… 
Otros no consiguen pronunciar palabras que expresen amor y amistad; frases que alaben, bendigan, construyan y den vida; creen que porque hablan demasiado lo que dicen permanece; lo que no saben es que en medio de su bla bla bla, nada prevalece, el viento todo rápidamente se lo ha de llevar. 
Están los que se empecinan a escuchar lo que les conviene o lo que consideran primordial; le ponen a todo demasiada razón o corazón; no alcanzan el equilibrio que debe haber para dar el paso correcto que en determinado momento se debería dar. 

Hay paralíticos que se estancan en el tiempo o en alguna fuerte emoción ya sea de alegría o de dolor; otros prefieren no avanzar porque se sienten acomodados y eligen no tenerse que esforzar, para así no sufrir ni arriesgar.
Existe la limitación que impide abrir el corazón y permitirse dar o recibir amor; también la incapacidad de ofrecer o pedir perdón; está la inhabilidad de entender y asombrarse con cada detalle maravilloso que a diario nos regala Dios revelándonos en ellos su proyecto de Salvación; y que decir de la imposibilidad que tienen muchos de luchar, continuar, soñar, reír y cantar en paz, conservando la fe y la esperanza aún en medio de la adversidad… 

Son realmente limitados los que no saben soñar y más aún los que sin conocerse a sí mismos, no reconocen su limitación, creyéndose seres perfectos, ignorando su verdadero valor; porque la grandeza del ser humano está en saber sumergirse en su propia humanidad y apreciar en ella el toque de perfección de Dios; he ahí el milagro tan maravilloso de aprender a contemplar en la limitación la más grande bendición, porque es la que nos va a llevar siempre hacia la superación. 

"Jesús siendo Dios, quiso hacerse hombre, en un mundo donde el hombre quiere ser Dios"