Un minuto en la vida

Autora: Kary Rojas

 

 

En el ir y venir de la humanidad, donde el tiempo parece ir cada vez más de prisa a tal punto que se necesitan 24 horas extras para que pueda rendir y alcanzar; perder un minuto en la vida puede significar para muchos, llegar tarde a una cita de negocios, dejar de recibir una moneda de más, estar retrazados en alguna labor importante, ocasionarle a la empresa pérdidas, no darse la oportunidad de poder hacer un poco más.

Lo urgente no deja tiempo para lo importante, dice Mafalda... ahora falta reflexionar, qué es lo que realmente nos ha de importar?... de qué manera distribuimos nuestro tiempo?... cuál es la escala que tenemos para ubicar nuestras prioridades y darle su lugar a lo que es esencial?...

Padres que solo ven a sus hijos dormidos, porque no hay tiempo para más; hijos que prefieren las fiestas y los paseos con sus amigos, porque papá y mamá no entienden nada y lo que dicen, suele fastidiar... llegará el día en que los padres sentirán nostalgia de esa infancia que no se dieron la oportunidad de contemplar; porque para cuando tengan algo de tiempo, esos hijos ya habrán crecido y en la casa no estarán... Así mismo, los hijos descubrirán, que nadie es eterno en el mundo y cuando menos lo piensen, los viejos se habrán ido, solo quedará su vacío y el anhelo de darles un beso y un 
abrazo, así sea por un segundo nada más. 

No hay tiempo para divertirse, compartir, reír y soñar... eso solo lo pueden hacer quienes no trabajan y prefieren holgazanear... trabajo para vivir y vivo para trabajar; vivir no es solo hacer y tener, vivir implica ser feliz, sonreír, soñar, construir, amar, darse, transformar... 

Démonos la oportunidad de perder un minuto en la vida para compartir algún chiste, comer un helado, escuchar a algún amigo, ir al cine, salir a cenar, pasear con la familia, jugar con los hijos; experimentando la certeza que quizás en un minuto la vida la podemos perder, y no nos llevaremos nada de las riquezas acumuladas, sino de los momentos compartidos, gozados, disfrutados al lado de las personas que más nos aman y que amamos. 

Perder un minuto en la vida, suele ser necesario, para reparar las heridas que hemos causado, salvar a alguien que quizás se sintió menos importante o no amado; disfrutar de las bendiciones que se nos han dado, contemplar los milagros que ocurren en nosotros, recuperar lo que alguna vez perdimos, fortalecer lo que por falta de tiempo se había debilitado y pudo haberse quebrantado y extraviado...

Perder un minuto en la vida para amar y ser amados, es ganar mucho más de lo que imaginamos... porque el futuro es incierto, y quizás cuando menos lo pensamos, en un minuto puede que sea mucho más lo que perdamos y tal vez ya no podamos volver a recuperarlo.