La grandeza que esconden las cosas pequeñas...

Autor: Kary Rojas

 

 

Soy una persona con características físicas especiales, y el hablar de ella, demuestra que las acepto con paz, que no utilizo mis diferencias para despertar ninguna clase de sentimiento de lástima o compasión, por el contrario... quiero desde mi vivir, enseñar a los demás a amar la vida y valorar las particularidades que existen en la humanidad.

A veces me detengo, simplemente a observar el universo y su gente...
redescubro mil cosas que ahí están, pero a simple vista no se ven...
aunque están latentes.

El ser diferente más que desventaja, ha sido una gran bendición, porque me ha enseñado ver el mundo con otros ojos, encontrarle el verdadero sentido a la vida, ser fuerte y saber enfrentar con paz cualquier situación.

La humanidad se queja de sus apariencias, de la moda que no les acomoda, de no haber podido comprar lo que la sociedad de consumo les presentaba hoy... los veo sentir frustrados en la primera caída, y sentirse perdidos ante la primera dificultad que la vida les pueda presentar...

Las enfermedades comunes son el estrés y la depresión... la baja autoestima es ya una característica común que casi todos poseen; y es gracioso ver la relación que con el espejo mantienen.

Dependen de la opinión que otros le puedan dar, acerca de cómo están vestidos o si lo que hicieron quedo bien o mal... buscan a toda hora la aprobación, viven cada día como una carrera de velocidad, de la cual nunca se sienten vencedor.

Antes de descubrir mi individualidad, yo quería vivir igual... y entre más intentaba parecerme al resto de la humanidad, mas frustrada me sentía, y el sentido de la vida, perdía.

El mundo me sacaba en cara mis diferencias; todo a mi alrededor me gritaba que yo no era igual; parecía como si fuera un extra terrestre, que a un planeta de gigantes vino a dar.

Ante todo eso, el espejo se convirtió en mi mayor enemigo, para mi vivir, no era más desear morir... era como si todo me lo hubieran colocado en alto y que en mi lucha por alcanzarlo, se rieran de mí...

Pero empecé a descubrir que ellos a pesar de tener aquello que yo creí esencial, tampoco eran felices, y se rechazaban igual... se sentían tristes porque no les quedó el peinado como querían, o porque no pudieron vestirse como el mundo entero lo hacía.

Aprendí que estaba viva y mientras viviera, lo debía disfrutar... encontré en la vida el mayor don que Dios a los seres pudo dar.

Quise marcar diferencias, no solo por mi apariencia, sino por mucho más... desde entonces, descubrí que en la lucha por alcanzar lo cotidiano de cada día, podría llegar más allá y hacer mis sueños realidad.

Descubrí que la humanidad no sabe ser feliz, porque piensa y se lamenta de lo que no tiene, e ignora por completo las bendiciones y las cosas bellas que posee.

Comprendí como las apariencias y la superficialidad, no son sinónimo de felicidad...

Me propuse encontrarle el verdadero sentido a mi vida luchar por realizar la misión que Dios me había encomendado cuando me quiso crear.

Es común escuchar en la humanidad: - Si volviera a nacer, no sería igual; - No quisiera volver a vivir lo que viví; - si me preguntara si quiero volver a nacer, diría que no...

Y la verdad, me estremecen esos comentarios; los escucho entre personas que a simple vista parece que lo tuvieran todo y no son felices.

Entre las preguntas más comunes que suelen hacerme, está esa:

- ¿Si volvieras a nacer, te gustaría ser igual?...

A lo que respondo: - Si, y mucho mejor todavía, aprovechando mis diferencias y las oportunidades que Dios me regala cada día.

Otra pregunta común que suelen hacerme es:

-¿ Cómo le haces para aceptar el hecho que eres diferente y que tienes limitaciones?.

- Pues la verdad, todos somos diferentes y tenemos limitaciones; solo que mis diferencias y limitaciones son físicas y de uno u otro modo se pueden superar y sobrepasar; en cambio las diferencias y las limitaciones de los demás, están en su imaginación, en la concepción que tienen de la vida, en la definición que le dan a la felicidad.

Además, he aprendido a no fijar mi atención ni vivir lamentándome por lo que no tengo; por ejemplo; no me fijo en mi estatura, no le doy la importancia al hecho de ser bajita, como lo hacen los demás que cuando voy por la calle, me miran... he aprendido a recibir esas miradas de manera positiva, siento que me observan porque me admiran... y aunque tal vez no sea eso lo que piensan, yo así lo recibo y me agrada, me halagan las miradas de los demás.

Por otro lado, si hay algo que no pueda hacer, no me revuelco en ello, simplemente trato de buscar otras muchas cosas que puedo hacer y trabajo por multiplicarlas y hacerlas sobresaltar; al final, los demás miran y admiran lo que hago y se les olvida o no logran ver ya lo que no hago.

Y la pregunta del millón que suelen hacerme, es acerca del amor... la humanidad le tiene miedo a la soledad y me cuestionan acerca de si soy feliz sin tener a mi lado una pareja o sin poder formar mi propio hogar.

Otras de las realidades que he aprendido a asumir es el hecho de que el hombre y la mujer, brindan un amor de apariencias... vuelvo a lo mismo, si me detengo a pensar en lo que carezco, siempre me sentiré vacía y frustrada... no pienso que el amor se me ha negado, simplemente no me ha encontrado...

He aprendido a equilibrar mis debilidades y fortalezas; si hay algo de lo que carezco y que tal vez anhelo, pues trato de pensar en todo lo demás que poseo... Y aunque no posea el amor humano, experimento el amor de Dios que todo lo llena, disfruto el amor de la naturaleza que me regala cada día sus bellezas; me gozo en el amor sincero que me ofrece cada persona que con mi vida, mis palabras y mis letras, logro ayudarle a encontrar el sentido del vivir... esos son amores que no viven de apariencias...

Todas estas cosas, me han enseñado a construir mi propia filosofía de la vida, he aprendido a ser feliz aquí, aunque ante los ojos de los demás, mis diferencias puedan significar frustración y amargura...

Le doy gracias a Dios por la oportunidad de ser feliz con lo esencial, de poder ver con el corazón lo que los ojos jamás podrán contemplar...