Un minuto con Dios

Autor: Luis Céspedes Soto  

 

 

Bueno Jesús, de nuevo estamos aquí, para que conversemos un rato, Tu y todos nosotros, hermanos de oración, venimos hasta ti, como van los cervatillos al lago a buscar agua, como va el colibrí a la flor a buscar y debitarse con el azúcar que saca de ella, así nosotros Señor, venimos hasta Ti, para recibir Tu amor y tu amoroso abrazo de Padre.
Señor, como se van yendo los días, como nos vamos adentrando en el camino sin percatarnos siquiera cada vez el horizonte se vislumbra mas cerca y nosotros posiblemente no lo miramos, caminamos y corremos sin reflexionar cuanto duraremos en llegar allá, oye Jesús, que tal si Tu nos orientas y nos haces ver, que hasta aquí, hemos venido caminando como despistados, como quien dice que a medias, pero que tal si Tu pones en nuestros corazones la sabiduría para poder analizar que hay muchas cosas que dejar atrás, para que nuestro paso sea ligero y mas eficiente, que tal Señor, si nos pasas por nuestra cabeza, como si estuviéramos viendo una película y veamos con cuantas cosas de las que hoy poseemos vamos a llegar hasta Ti, que tal Señor  si nos haces la pregunta como aquel que hace tanto tiempo se arrimo a Ti y te dijo que El quería seguirte, que el
cumplía con todos los mandamientos y que entonces que mas tendría que hacer, que tal si oímos como en ese momento ese joven escucho que tu decía, anda vende todo, dalo a los pobres y luego seguidme.
Que tendríamos que vender, para seguirle, quizás tiempo, porque por lo general lo tenemos para todo, menos para conversar contigo y menos para quedarnos en silencio para escucharte, quizás tengamos que vender, el deseo de tener y tener, sin importar cuanto tengamos que dejar de lado para conseguirlo, quizás tengamos que vender la disposición, si, porque para lo que mas nos agrada, si tenemos la disposición necesaria, pero para cuando se trata de que mi corazón eleve una oración hacia Ti, pues vaya que cuesta tener disposición, no se
Señor, quizás Señor, no apreciamos que podemos ver, tampoco que podemos caminar, ni movernos, tampoco que podemos oler y disfrutar de tantas maravillas que Tu pones ante nosotros, quizás por eso ni siquiera nos acordamos de agradecértelo, pero cuando nos falta, ah, eso es diferente, si nos falta entonces si, como que no nos agrada mucho eso y quizás hasta exigimos, oye Señor, consideramos que seria bueno venderlo todo para poder seguirte, libre de preocupaciones, sin afanarnos tanto por las cosas que son de este mundo en donde todo se termina.
Que bueno Señor seria, tomar el camino y empezar andar contigo a nuestro lado, solos, escuchándonos uno al otro, sin pensar en donde tendremos que reposar, sin mirar hacia atrás, solo ir tertuliando contigo y gozándonos con las circunstancias de la vida, dejarnos llevar, salir de la prisión que cada uno de nosotros lleva consigo, sea para cada uno como cada uno la permite.
Oye Señor, es relajante el solo imaginar el camino, las veredas, los valles, las montañas, la brisa del día, que se desliza por nuestros rostros, tus pies descalzos que hacen un ruido especial al pisar las hojas secas, Tu mirada cautivadora que cuando nos mira, vemos el mismo cielo.
Oye Señor, así no hay fatiga, ni dolor, ni pesar, no hay rencores, ni odios, solo calma y tranquilidad, sabes que Jesús, creo que estamos todos muy agradecidos por este pequeñito momento, lo disfrutamos mucho.
Oye nos conversamos mañana, si Dios, digo si Tu quieres.


Amen