Un minuto con Dios

Autor: Luis Céspedes Soto 

 

 

Señor Jesús, de nuevo reunidos en espíritu contigo, para sentirte, para conversar, para acariciarte y para dejarme acariciar por tus bondades, tus cariños y cuidados para con nosotros, siempre estuviste atento para con los tuyos y aun hoy, 2005, no haces excepción con nosotros y cuidas y vigilas nuestros pasos, te alegras cuando nos miras alegres, te entristeces cuando nos miras sumidos en el dolor y te da corazón y decepción cuando nos miras rumiando el pecado que nos aleja de Ti.
Hasta cuando le dijiste muchas veces a tus amigos ( Discípulos ) hasta cuando van a entender y considero que aun hoy sigues diciéndonos a nosotros tantas veces lo mismo, lentos en el reconocimiento de tu presencia, como ellos hace
tantos años camino a Emaús, tantas manifestaciones que nos regalas todo el tiempo para que veamos con claridad que estas con nosotros y en nosotros, mas ciegos tantas veces, pasamos por el día a día sin acordarnos de Ti, hasta que 
posiblemente las vicisitudes del tiempo, hace que levantemos los ojos al cielo y por fin nos acordemos que tenemos un Todopoderoso que ha esperado por mucho tiempo ese momento, ese rato de sumisión para que postrados lleguemos 
hasta donde debimos haber llegado mucho tiempo antes, con glorias y alegrías, con cantos y victorees.
Este día Señor, este día, que sea ese comienzo en nosotros, que seamos hoy ese barro que debe dejarse moldear por el alfarero que solo busca dejar en perfecto estado la vasija que tanto admira, que hoy Señor, crezca el hombre nuevo para dejar morir el hombre viejo, imponente, presuntuoso, egoísta y lleno de satisfacciones vanas que solo busca su alegría en el peligro, en el inmenso peligro de caer en un vacío espiritual del que luego va a tener que gritar mucho para poder salir, porque el engaño y la mentira astuta del enemigo de Jesús, es imperecedera, pues siempre está azotando y orientando hacia la perdición, si Jesús fue tentado, nosotros humanos débiles que podemos esperar, solo confortarnos en aquellas Palabras de Jesús, " Esta escrito solo al Señor tu Dios adoraras ".
Que esta oración nuestra, comunitaria sirva para curar enfermos, sanar el alma, levantar caídos, propiciar el perdón, erguir hombres y mujeres nuevas y sobre todo vivificar corazones, que aunque sus dueños no lo percibamos, solo ansían la 
presencia eterna de Jesús.