Un minuto con Dios

Autor: Luis Céspedes Soto 

 

 

Cuando disponemos nuestros corazones para que sean invadidos por el amor de Cristo Jesús, comienza en nosotros a germinar un pensamiento que poco a poco se va haciendo mas grande, como es el de querer que todo el mundo conozca
el inimaginable bienestar que vamos adquiriendo en nuestro interior.
Queremos ser transportes vivientes para todos nuestros hermanos (as), queremos ser parlantes que suenan y suenan, evocando la voz del Señor resucitado, que vino de nuevo a nosotros para traernos la paz y el perdón.
Decía Pablo ya no soy yo si ahora es Cristo el que esta en mi, y conforme caminamos como si fuéramos transitando el camino de Emaus, vamos descubriendo cuanta verdad hay en estas palabras.
Se decían los discípulos en aquel entonces, acaso no sentíamos el fuego en nuestros corazones, y es que en realidad, cuando abrimos todo nuestro ser al Señor, el fuego del Espíritu Santo desciende sobre nosotros para obsequiarnos con su delicada suavidad todo lo que necesitamos para subsistir.
Señor Jesús, en este día, venimos ante ti como ofrenda viva, para pedirte que Ulises hasta el mas oculto de nuestros pensamientos a fin de que ellos sean para nuestra bendición y no para nuestra perdición.
Te pedimos que cada día nuestro avanzar, sea un poco mas ligero, que sintamos hambre y sed de ti Señor, y que acudamos a saciarnos a la fuente que eres Tu mismo Señor.
Gracias Señor porque cada día llegas hasta nosotros y ablandas nuestros sentimientos, ablandas nuestros corazones a fin de ponerlos en sintonía con la canción que va movimiento nuestro espíritu hasta quebrantarlo y dejarnos sumidos en el éxtasis de tu amor.
Señor que esta oración salte las barreras del egoísmo, de la pereza, del temor, de la falta de fe y llegue como lluvia fresca hasta tu morada y las tomes como ofrenda viva que con humildad parte de cada uno de nosotros.
Amén.
Paz y bien.