Un minuto con Dios

Autor: Luis Céspedes Soto 

 

 

Padre Santo, ayúdanos a entender que día a día, debemos ir creciendo en espíritu, que debemos consagrarnos al fiel cumplimiento de nuestros quehaceres diarios que nos Irán llevando poco a poco a la santidad, si vamos tomando
cada unos de los momentos con humildad y con deseos de superación.
Señor sabemos que debemos de empeñarnos en vivir a solas contigo, en el humildes, sencillo y abierto santuario de nuestro corazón.


Con paciencia, vamos a ir caminando sorteando los diferentes obstáculos, nada debe Señor oprimir nuestro deseo de ser tus discípulos y como tales buscar la mejor manera de agradarte.


Señor, gracias queremos darte porque paso a paso vamos sintiendo como nos transportas, como nos guías, como con tu acostumbrado amor, vas limpiando las heridas infringidas en el camino, vas sanando y dando fortaleza y sabiduría para
de ellas sacar la instrucción y la dirección a nuestros nuevos rumbos, porque a cada paso debemos reflexionar y retomar  el camino, no podemos quedarnos en la desesperación, no podemos quedarnos en el sufrimiento, no podemos quedarnos en el que dirán, sino Señor, todo, absolutamente todo debe ser el bastón para nuestro arduo y fatigoso camino.


Señor Jesús, danos consistencia para desplegar las velas de nuestra frágil embarcación que se mece ante las olas, pero que confiamos como cuando dormías en la barca de tus discípulos, te pondrás de pie ante la llamada urgente de ellos, y con potestad y con decisión, aras que las turbulentas aguas de las tribulaciones se calman al escuchar de ti, la orden de que cesen en su estrepitoso vaivén.


Señor, este es un momento muy especial, solos tu y yo, de corazón a corazón, tu amor, tu bondad, tu misericordia se escucha entre los fuertes y agitados tic, tac del silencio, bañas de calma el tiempo y el mundo cesa de girar y de absorber los pensamientos, solo tu y yo, unidos por una pequeña oración, pasa la mañana, pasa la tarde, pasa la noche y el correr desaforado de mil caballos galopando dejan sus marcas pero como las tuyas, de redención, de confianza, de
fortaleza, de gozo.


Tu amor desciende, lento, calmo, paciente, añoras este momento y mi espíritu también, todo quietud, todo santo, todo sufrimiento cesa y se postra el corazón a los pies de tu presencia Señor, que bien se siente aquí, el mundo se detuvo y 
contemplo el encuentro de los corazones que se gozan de su inefable amor.
Amen.
Paz y bien