Un minuto con Dios

Autor: Luis Céspedes Soto 

 

 

Señor, de nuevo volvemos a encontrarnos en oración, en esos momentos de silencio y paz, en los momentos en los que estas tu tan atento, o mejor, que estamos nosotros prestando mas atención que de costumbre y por eso podemos percibir con mas claridad tu Palabra que es vida y es camino, camino que debemos nosotros tomar de inmediato, después de todo cuestionamiento que puedas hacer a nuestras voluntades.
Si, porque que tercos somos Señor, que a pesar de todas las formas que utilizas para hacerte notar, nosotros atizamos otras tantas para evitar el poderte notar.
Señor, andamos de cabeza verdad ?, cuanto nos cuesta tomar el acicate que es Tu Palabra y caminar con gusto y complacencia hacia las bondades que tienes para nosotros, si despertamos, si vemos, si notamos.
Señor toma nuestro ser y que te parece si partícula a partícula, vas cambiando y moldeando a tu imagen y semejanza, como nos hiciste, pero que por miserias de esta vida olvidamos.
Oye, que tal si nuestras oraciones vuelan hacia ti y como hormigas que no se fatigan de caminar y caminar con grandes cargas sobre ellas, algunas cargas mas grandes que su mismo cuerpo, pero que sin detenerse en nimiedades siguen en pos de un destino que sabemos Será su morada, pues quieren llegar a guarecerse y a descansar, como bien lo necesitan y merecen.
Si así fuera nuestra lucha diaria por alcanzar las promesas que sabemos nos entregas gustosamente, cuan sabios y humildes seriamos Señor, pero bueno, siempre hay un comienzo y puede ser que hoy, este hermano que conoces, en su corazón comience albergar sentimientos de conversión y arrepentimiento, y de una vez por todas deje atrás un pasado que duele y que lamenta para darse a la lucha por el bien común de otros tantos que venían siguiendo sus pasos, como oveja al pastor, como decía aquel padre a su hijo, mira por donde caminas hijo, y el le responde, no papá, mira tu porque yo voy siguiendo tus pasos.
Cuantos de nosotros Señor, quizás estamos siendo piedra de tropiezo para aquel que tiene fijadas sus esperanzas en algo mas y nuestro egoísmo, nuestra malicia, nuestro rencor, nuestro no permitir que somos débiles y fallamos, hace que sus pasos vayan al vacío y no encuentren reposo y descanso despues de una vida inútil y vacía que quizás fuimos propiciadores.
Señor toca nuestro corazón a fin de que tu Santo Espíritu llega hasta las profundidades de nuestro misterio, has Señor que podamos verte cara a cara y no sintamos el bochorno de mirar en ella un pasado nuestro que no tenga un sustento espiritual y conciliador para todos los que nos rodean.
Amen.
Paz y bien