Un minuto con Dios

Cuanto tiempo perdido, Señor 

Autor: Luis Céspedes Soto

 

 

Que maravilloso eres tu divino Señor, que llegas hasta nosotros para hablarnos al oído, para darnos confianza y para que sintamos tan protegidos y llenos de ti, que el mundo mismo se desvanece como un espejismo ante nuestra mirada, ante nuestro sentimiento.

Cuanto tiempo perdido por la humanidad que deja de lado el vaso lleno de amor, por tomar el vaso de la amargura y el dolor que deja el sorbo tomado sin tu presencia.

Cuanto tiempo perdido por todos nosotros que hemos transitado por veredas oscuras sin querer abrir los ojos para ver la luz que deja el resplandor de tus ojos y tu corazón que se muestra ante nosotros, como un manantial de agua pura y viva.

Señor, como agradecer que mientras caminas por la calle de tu pasión, miras por doquier para buscar al enfermo, al necesitado, al desvalido y desprotegido de todo, incluso desprotegido de si mismo, porque en vez de amarse como tu nos mandas, se abandono en las redes del pecado y busca su felicidad en los desvaríos de este mundo que todo propone y no da nada.

Cuanto anhelas Jesús que el rastro que también vamos dejando nosotros tras de si, sea una imitación de tu amor y tu entrega, que aunque se desangren nuestros pies, vayan todos en pro de el bienestar de la humanidad entera.

Para eso nos hiciste, para eso llamaste un día a la puerta del universo, para que dejara brotar rayos de esperanza y en ellos nosotros, tus hijos, victoriosos, en busca de hacer realidad, el consuelo de la felicidad eterna, porque cada quien la requiere y para eso fuimos hechos, para ser partidarios la dicha, prosperidad y alegría de todos nuestros hermanos de lucha y recorrido.

Señor, dadnos hoy la capacidad de absorber el trago amargo del hermano que se desangra a causa de la crueldad del mundo, que gira y corre, absorte en si mismo, pensando que debe encontrar la eterna felicidad en algo ficticio, sin determinar que su interior es el poseedor de la maravillosa experiencia de ser felices por toda la vida.

Oye Jesús, y dice que por que, siempre indicando lo mismo, la corrupción, el dolor, la avaricia, el temor, la envidia, el resentimiento, el odio, hasta cuando ya no volveremos a plasmar en el papel de la vida, situaciones que, bueno, ya son demasiadas, no seria mejor Señor, el encontrarnos con una algarabía en cada escrito ?.

Si en verdad, un grandioso ideal, una gran conclusión, pero hace falta mucho para poder llegar a mirar en nuestros tiempos, la belleza de la sabiduría, del amor, en su expresión real, de la entrega que quiere decir tanto y significa mas, pero que por eso mismo asusta, y es mejor pasar de lado, para no perturbar nuestra paz, que aunque espiritualmente no lo sea, si es la píldora calmante que viene a calmar y a ocultar la realidad de las cosas.

Señor, que el mundo vea, que el mundo sienta, que el mundo sufra y se mortifique para que volvamos a poblar la tierra de los dones de tu gracia, no ida, pero si detenida porque, nuestra fría realidad, no deja ver otra cara que no es la de el frío espiritual y el desinterés humano.

Amen.
Paz y bien