Un minuto con Dios

Hola querido Jesús...

Autor: Luis Céspedes Soto

 

 

Hola querido Jesús, un nuevo día me regalas, gracias Señor, viene con todo de paquete, colores incluidos, melodías incorporadas, y la gran riqueza de sabernos custodiados y respaldados por tu santa presencia, bendito seas Padre, porque que fuéramos sin ti.

Oye Señor, y tu como estas ?, velando por todos tus hijos, me imagino que estarás muy agobiado porque cuantos de nosotros no queremos ser protegidos, cuantos de nosotros escapamos a la mano protectora que sigue nuestros andares y preferimos seguir nuestro camino, aunque ese lleve a un tumulto de enredos.

Como somos Señor, como somos, incansablemente Tu llegas hasta nuestro ser y cuando comienzas hablar, oidos sordos, no es conmigo, y aun así, Señor, sigues insistiendo, como haces Padre, como haces para no claudicar en tu cometido, no te vasto el sufrir tanto, hace tantos años, cuando por la misma causa fuiste crucificado.

Oye, como hacemos Señor para que me enseñes ese truco, porque yo quiero aprender, de tu generosidad, de tu misericordia de tu amor y donación para con todos tus hijos, que somos nosotros, como hacer para aprender que caminando hacemos camino y que entre mas dura la cuesta, mas se fortalecen las piernas, esas que deben llevarnos por largos y pedregosos caminos en pro del bienestar de aquel a quien el mundo ha despreciado y ha humillado, en busca de aquel que aunque de elegancia vestido, lleva un interior un poco muerto, un poco vació, porque los vicios del mundo, los recodos oscuros del camino, lograron penetrar su alma y dejarlo desnudo, sin fuerzas y como un niño desvalido.

Déjame Señor saciar mi hambre con el vino dulce de tu grata vida, déjame Señor que vuelva a nacer de nuevo para tomando y comiendo, de tu santa imagen que debe hacerse una con la misma mía.

Oye Jesús, que diste el todo, que diste la vida, que diste al hermano de tu misma herida, la sangre roja que de ti brotaba, para que bebiera y continuara su vida.

Jesús que inmenso es tu amor, tu entrega fue definitiva, permíteme Señor, descalzarme todo, descalzar la vida, para por entrega propia, de ti mismo, Señor, recibir el aliento santo.

Amen.

Paz y bien.